Una infancia sin cuentos, sin historias, sin literatura no es una infancia. Las máquinas no pueden sustituir el poder y valor de la fantasía y la imaginación. Los dibujos animados, tampoco, por mucho que sirvan a los padres en momentos críticos o para que aprendan inglés. Sobre todo: puede y debe convivir todo. Hoy es el Día del Niño, y un niño sin literatura es un niño al que le cortan las alas.

Una de las veteranas en este mundo, la directora editorial de Edebé Reina Duarte, destaca el alto nivel de la literatura infantil actual: "Se ha profesionalizado hasta adquirir un altísimo nivel: mejores escritores que dignifican la literatura para niños y jóvenes, mejores editores, ilustradores, diseñadores, traductores, libreros y librerías". Precisamente de una de ellas, El Dragón Lector, viene una opinión afín a la de Duarte, la de su dueña Alejandra Camacho: «Es un momento muy bueno», y añade que "hay editoriales nuevas que están haciendo un trabajo excelente".

También Maribel G. Martínez, editora de Lóguez, coincide en el incremento de producción y calidad. Motivos: "No sólo por la cantidad de autores e ilustradores que salen de las facultades de Bellas Artes y de las escuelas y talleres de escritura, también por la crisis en el libro. Los niños son esa franja de edad privilegiada a la que aún se le pueden comprar libros".

La situación y la valoración del género han mejorado: "Hace unos años se consideraba una parte del panorama editorial casi vocacional y menor", explica Reina.

De ese 'desprecio' se ha pasado afortunadamente al mimo actual y hay una realidad que lo respalda: es el sector menos 'tocado'. "Dentro del escaso valor que algunos le dan al libro, quizás sí es el menos tocado", comenta Reina, para quien las familias son fundamentales, ya que "la preocupación por los menores como motores para cambiar el mundo radica en ella".

Coincide la librera Camacho: "Vienen muchos padres con listas de libros recomendados, quieren que sus hijos lean. Pero no todos los padres son lectores, y hay que aprovechar que para el niño lo que ellos hacen es maravilloso y quieren hacerlo también". Para la editora de Lóguez aquí reside la clave: "Si a un niño se le lee desde muy pequeño, y los padres tienen también su tiempo de lectura, ya se ha dado un paso importante".

¿Y el editor? Porque su papel no es menos importante. "Un buen editor de literatura infantil despliega un abanico de variables antes de tomar una decisión (marketing, literatura, psicopedagogía, sociología), pero hay que creer en un autor con el corazón y con las tripas", dice la editora de Edebé.

Probablemente la máxima autoridad en el sector. Michi Strausfeld, editora de Las Tres Edades de Siruela, da su opinión: "La literatura siempre refleja las preocupaciones de su tiempo. Estos son los libros que más me interesan. Luego hay modas: la policiaca, fantasy, etc. Actualmente el sector ofrece un gran abanico que va desde la literatura más comercial hasta los libros minoritarios de gran valor. Se publican obras para todos los gustos, y esto es muy bueno, porque hay que fomentar la lectura por todas las vías posibles".

Linterna mágica, de Lizi Boyd. Reconocido con varios premios (el Premio BolognaRagazzi a la Mejor Obra de Ficción 2015, entre otros) ha sido considerado el libro más bello publicado en 2015 en varias ocasiones. (0 años. Libros del Zorro. 13,90 euros)

Monstruosa sorpresa, de Édouard Manceau. A lo largo de este magnífico álbum el niño irá dejando sin su terrible poder al omnipresente monstruo que todas las noches de la infancia hace siempre su aparición. (Desde 3 años. Edit. Cubilete. 12,95 euros)

Y esto, ¿qué es?, de Jürg Schubiger (autor) y Wolf Erlbruch (ilustrador). El año pasado moría Jürg Schubiger, uno de los autores más relevantes del género, y que en esta obra aborda la inevitable etapa 'preguntona'. (Desde 6 años. Ed. L. del Zorro. 12,90 euros)

Superhéroes en apuros, de Carmen Gil (autora) y Anna Laura Cantone (ilustradora). Todos los niños tienen grandes poderes, cuenta este libro, aunque a veces parezca que se han 'ido' para siempre. Con este álbum se pueden recuperar. (Desde 7 años. Ed. Parramón. 17 euros)

Oro negro, de Ledicia Costas. Reconocida con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2015, la autora nos lleva en este libro hasta una isla en la que Nola buscará a su familia que ha sido secuestrada. (Desde 8 años. Ed. Everest. 9,95 euros)

El Cid contado a los niños, de Rosa Navarro Durán. Dentro de la didáctica y no por ello poco divertida colección Clásicos contados a los niños, ésta es una de las obras más atractivas para los niños. (Desde 8 años. Editorial Edebé. 20 euros)

La microguerra de todos los tiempos, de Andrés Barba (autor) y Rafa Vivas (ilustrador). En un pueblo donde todos son puntuales siempre se estropea el reloj. Solo unos niños podrán arreglarlo. (Desde 9 años. Ed. Siruela. 14,90 euros)

Peter Pan y Wendy, de J.M. Barrie (autor) y Robert Ingpen (ilustrador). Con unas ilustraciones magníficas y una edición maravillosa, este clásico cuento de hadas, aventuras y piratas, sigue haciendo soñar a niños y no tan niños. (Desde 9 años. Ed. Blume. 24,90 euros)

Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll y Júlia Sardá (ilustradora). Cuidada edición conmemorativa de los 150 años que este año ha cumplido la gran obra de Lewis Carroll. (Desde 9 años. Edit. Espasa. 17,95 euros)

El coleccionista de momentos, de Quint Buchholz. La amistad entre un pintor y un chico que se siente atraído por la obra del artista sirven al autor para dar una bonita lección sobre miradas y arte. (Desde 9 años. Ed. Lóguez. 16 euros)