Cuando 'chicharreros' y bandidos caballerosos eran los criminales más frecuentes en México

  • El fotógrafo Stefan Ruiz encontró en el rastro de La Lagunilla en el Zócalo de México DF cientos de fotos y dibujos policiales de entre 1950 y 1970.
  • Publica una selección en el libro 'Fotografías del crimen mexicano', un repaso casi nostálgico al tiempo de los carteristas como 'Cuatro Vientos', que robó al presidente.
  • 'Chicharreros' que tocaban el timbre de las casas para comprobar que estuvieran vacías, bandidos caballerosos, 'criadoras ladronas' con tropas de niños...
Selección de fotos para fichas policiales mexicanas
Selección de fotos para fichas policiales mexicanas
From ‘Mexican Crime Photographs from the archive of Stefan Ruiz © Unknown photographer
Selección de fotos para fichas policiales mexicanas

El alias de José Rodríguez Torres no era Cuatro Vientos por casualidad: tenía tal arte en el robo de carteras que nunca lo veías ni llegar ni marcharse y se convirtió en un héroe popular cuando logró birlarle el maletín al presidente de México entre 1958 y 1964 Adolfo López Mateos.

No fue el único primer mandatario víctima de un caco desvergonzado y con cierto aroma a justicia social: Efraín Álvarez Montes de Oca, El Carrizos, asaltaba casas, ganaba entre cuatro y cinco millones de pesos al año y se ufanaba de haber mangado en 1972 todas las joyas de la residencia del presidente Luis Echeverría.

Escapaban vestidos de mujer

También gozaba del cariño de la opinión pública Pepe La Preciosa, un chicharrero que comandaba una banda de 60 adolescentes. Tocaban el timbre, la chicharra en jerga del país, comprobaban que la casa estuviese vacía, hacían acopio y se largaban disfrazados de mujeres para que nadie diese una descripción ajustada a los gendarmes.

Las muchas historias que emergen del libro Mexican Crime Photographs (Fotografías del crimen mexicano) son de ese palo: inocentes casi hasta la ternura, sobre todo sabiendo lo que sabemos sobre las brutales consecuencias de la guerra contra las drogas y entre los carteles que las trafican, que ha causado un número de víctimas que nadie quiere cuantificar pero que en ningún caso bajarían de 60.000 asesinados.

Otro escenario

El escenario que pinta el libro es otro: el de tres décadas del siglo XX, desde los años cincuenta hasta los setenta, en los que empezaba a fraguar una incipiente clase media y, aunque la brecha social era enorme, resultaban impensables personajes multimillonarios y con poder transnacional como El Chapo Guzmán.

El material del libro procede de archivos policiales y fue encontrado por el fotógrafo Stefan Ruiz cuando, en 2010, curioseaba por el mercadillo de La Lagunilla, en el Zócalo de México DF. Eran centenares de documentos, desde mugshots de frente y de perfil para las fichas de ingreso en comisaría, hasta retratos robot confeccionados, no siempre con el arte y la exactitud suficientes, por algún funcionario con debilidad por el dibujo.

Compró fotos durante seis meses

Durante seis meses Ruiz estuvo comprando lotes de aquel tesoro histórico. Aunque intentó sonsacar al vendedor de dónde procedía el material, el tipo no soltó prenda.

Un centenar de fotografías y otros documentos aparecen ahora publicados por GOST Books [187 páginas, 30 euros] en un libro que ofrece "múltiples perspectivas sobre el crimen en México a mediados de siglo", dicen desde la casa editorial.

Todavía tienen resonancia

El profesor universitario de Historia de América Latina Benjamin Smith señala en un ensayo escrito para la obra que "las fotografías de esta colección y las historias que las sustentan todavía tienen resonancia cuarenta o cincuenta años más tarde" dado que el crimen ha jugado un "papel crucial en la forma en que los mexicanos experimentan su día a día".

En la colección apasionante que ha atesorado Ruiz encontramos retratos de carteristas, paqueros (farsantes) y criadoras ladronas , mujeres que entrenaban y dirigían a pandillas de niños para que cometieran pequeños hurtos. Los homicidios eran pocos y el atraco a un banco, del que aparecen imágenes de un rudimentario y poco preciso circuito cerrado, se convertía en un suceso excepcional.

'El Elote' robó las pistolas de un medallista de tiro

Abundaban los ladrones con ínfulas de caballeros, como Heriberto Aguir Acevedo, El Elote, que se jactaba en público de haber entrado en 70 casas de gente de alto nivel para desvalijarlas de joyas. En el colmo de la chulería, robó las armas con las que un tirador del equipo de México había ganado una medalla olímpica de plata.

Pese a los cambios, "las historias sobre delincuencia, corrupción policial e impunidad siguen dominando las noticias" en el país, dice Smith en su ensayo. "Excepto en los los principales medios de comunicación, los marginados son respetados como miembros selectos de una élite criminal. Los días de los ladrones caballeros como El Carrizos o El Elote pueden haber pasado, pero narcos como Joaquín El Chapo Guzmán son los nuevos héroes populares", concluye.

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