Santa Lucía forma a niños diabéticos en autocuidados para mejorar su calidad de vida

Este programa pretende mejorar la calidad de vida de estos pacientes, "haciéndoles capaces de autogestionar ellos su propio tratamiento"

Enseñar a los padres a cambiar las cánulas y catéteres o modificar las basales es lo que, según el pediatra endocrino del Hospital General Universitario Santa Lucía, José María Donate, "hacemos en el programa de formación para los niños enfermos de Diabetes Melitus 1 y sus padres cuando se les aplican bombas de insulina".

Este programa pretende mejorar la calidad de vida de estos pacientes, "haciéndoles capaces de autogestionar ellos su propio tratamiento. Así, los padres consiguen modificar la dosis que administran a sus hijos según las rutinas y el día a día del niño, si realizan actividades extraescolares, viajes, enfermedades o excursiones".

Este sistema educativo se apoya en la telemedicina y "los padres pueden transmitir vía Internet todos los controles glucémicos y las diferentes dosis de insulina que se han empleado al equipo de educación diabetológica y hacerles a su vez consultas a través de correo electrónico".

Se trata de una terapia novedosa, Infusión Continua Subcutánea de Insulina, ICSI, "de la que somos pioneros en la Región en el servicio de Pediatría de Cartagena y de la que se benefician hasta 15 niños de edades entre los dos y 16 años del Área II de Salud que padecen esta enfermedad".

Este tipo de formación específica forma parte a su vez de la Escuela de Educación Diabetológica que se imparte para cualquier niño que hace debut en la enfermedad Diabetes Melitus 1 y en el que se da completa información de todos los conceptos relacionados con esta patología, la enfermedad, tipos de insulina, formas de administración, autocontrol con la glucemia capilar o medición de hidratos de carbono, según explican fuentes del centro hospitalario.

El sistema ICSI, al que se pueden sumar niños con indicaciones determinadas, consiste en un depósito de insulina que se administra a través de un catéter que llega a una cánula insertada en el tejido celular subcutáneo del paciente evitando que tenga que inyectarse múltiples dosis de insulina, "lo que en los niños suele ser de cuatro a seis pinchazos al día".

La ventaja de esta técnica es que permite variar la administración basal de insulina adaptándose a los distintos momentos del día, si se hace ejercicio e incluso durante la noche, ya que se puede programar por horas y, sobre esa misma programación se pueden hacer modificaciones temporales en función de los fenómenos fisiológicos.

Este es el caso por ejemplo que se puede dar en los adolescentes, que durante el pico de crecimiento puberal, producen hormonas por la noche que incrementan los niveles de glucemia entre las 4.00 y las 8.00 horas.

Igualmente, el sistema permite también poner al paciente todos los bolos de insulina que necesite cuando come por lo que el paciente también puede realizar tantas comidas como quiera debiendo informar sólo a la máquina de los hidratos de carbono que se va a comer y el nivel de azúcar del niño, transmitiéndose la glucemia por bluetooth a la bomba.

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