Al margen de cómo nos peinamos o qué ropa llevamos, algunas personas creen que las bebidas que pedimos dicen mucho acerca de nosotros. Una de esas personas es Dave Jacobson, encargado del bar del Restaurante Miami, en Minneapolis (Estados Unidos).
De la misma manera que alguien no se atreve a beber determinadas cosas en un encuentro de trabajo, Jacobson considera que hay otras que, dependiendo de la impresión que queramos causar, tampoco deberíamos beber en público. Por ello, este barman ha elaborado una lista de cócteles que todo hombre "verdaderamente macho" nunca debería pedir.
Por ejemplo, lo primero en descartar son las bebidas mezcladas. Nada de eso. ¿Y qué hay de esas tan empalagosas, tipo vodka con lima? Tampoco, parecerías un anuncio de neón.
Ni adornos ni nata
En tercera posición encontramos aquellos cócteles recargados rebosantes de cerezas y adornitos. Eso es obscenamente antimasculino.
En cuarto lugar se encuentra una de las reglas de oro de Jacobson: prohibición absoluta de las pajitas. Sin excepción. Es imposible parecer atractivo, macho o sexy mientras se está utilizando una.
Le siguen los cosmopolitans, demasiado brillantes y "francamente afeminados". En cuanto a la nata, más de lo mismo, ni como ingrediente ni como guarnición.
Batido, no agitado
También queda prohibido todo lo que acabe en "-tini", excepto que se trate de un verdader martini hecho de ginebra o vodka con vermouth, al más puro estilo 007. "Batido, no agitado", solía decir el espía británico con licencia para matar.
En cuanto a los whiskys, hay que tener cuidado, sobre todo cuando son solos con hielo, porque podría hacerte parecer un bebedor habitual.
Por último, Jacobson descarta el White Zinfandel, absolutamente rosa. No necesita explicación.
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