(AM)El juez asegura que Basterra "mintió" y fue a Teo y que los datos "evidencian" con "certeza" la implicación de ambos

Critica a los condenados versiones "poco coherentes" e hipótesis "poco creíbles" y los cree "necesariamente conocedores" de las sedaciones
Alfonso Basterra y Rosario Porto, durante el juicio por la muerte de Asunta
Alfonso Basterra y Rosario Porto, durante el juicio por la muerte de Asunta
EUROPA PRESS
Alfonso Basterra y Rosario Porto, durante el juicio por la muerte de Asunta

El magistrado Jorge Cid Carballo, presidente del Tribunal en el caso por el asesinato de Asunta, cree probado que sus padres, Alfonso Basterra y Rosario Porto, asfixiaron a la niña tras sedarla el 21 de septiembre de 2013 en el marco de un plan acordado, una cuestión que "evidencian" los datos recabados durante el juicio y que permiten llegar a la "certeza" de la implicación de ambos.

Así lo recoge la sentencia emitida este jueves, en la que, entre otras cuestiones, Cid Carballo asegura que Alfonso Basterra "mintió" al decir que se había quedado toda la tarde en su casa. Por el contrario, cree probado que el condenado viajó también a Montouto y participó junto a su exmujer en la asfixia.

En conjunto, Cid Carballo critica a los condenados haber dado durante la instrucción y durante el juicio versiones "poco coherentes", así como el haber introducido la hipótesis "poco creíble" de la participación de un tercero.

Sedación continuada durante tres meses

La sentencia, de acuerdo con el veredicto, ve probado que ambos padres suministraron "de común acuerdo y repetidamente" a Asunta, durante al menos tres meses antes de su muerte, un medicamento que contenía lorazepam, algo que pone de manifiesto el análisis del pelo de la niña. Este mismo análisis, refleja el auto, "no detecta la presencia de antihistamínicos", a los que los padres atribuyeron los estados de somnolencia.

Cid Carballo recuerda que Alfonso Basterra reconoció en su declaración haber comprado el fármaco Orfidal —que contiene lorazepam— en varias ocasiones durante los meses anteriores al crimen y que los datos disponibles cifran en "como mínimo" 125 los comprimidos adquiridos.

La "justificación" dada de que este fármaco era para Porto "contrasta con la versión de la acusada", que "declaró que en julio sólo tomaba algún Orfidal suelto para dormir" y no lo tuvo prescrito hasta el 31 de julio.

Frente a los testimonios de "diversas profesoras" que presenciaron episodios de sedación en la niña durante el mes de julio, el juez está seguro de que, aunque "ambos" padres "manifestaron que se trataba de un antihistamínico", lo que "realmente le estaban suministrando" a la víctima durante esos meses era "lorazepam".

Bajo el cuidado de sus padres

El magistrado hace referencia a las distintas versiones dadas por los padres sobre quién había administrado el supuesto antihistamínico a Asunta, que ninguno se atribuye, y llama la atención sobre el "contraste" entre la "preocupante situación" que presentaba la niña esos días y "la respuesta que dieron los padres en el juicio", ya que alegaron no recordar "nada significativo" de estos episodios.

Las pruebas desveladas durante el juicio "ponen de manifiesto que todos los episodios anormales sucedidos en julio y septiembre de 2013 tuvieron lugar cuando la menor estaba bajo el cuidado de sus padres", mientras que el mes que pasó con su madrina y su cuidadora "Asunta gozó de una salud magnífica".

A mayores, el auto recoge que "los efectos que describen los distintos testigos", que "no tienen relación" entre ellos, "son los mismos" y "coinciden" en los meses en los que, según los análisis del pelo, "la menor estuvo consumiendo de forma repetitiva un medicamento que contenía lorazepam". Para cerrar este círculo, el juez recuerda que esta sustancia está presente en el fármaco que Basterra adquirió durante esos meses "sin que existiese una necesidad de consumo".

"Ambos padres necesariamente fueron conocedores de estos problemas que tuvo la niña en julio y en septiembre", asegura Cid Carballo, que les ha criticado que no llevasen a la niña al médico para consultar esta situación y que "la única respuesta" que diesen en juicio es "que ni siquiera recuerdan el incidente". "Lo cual resulta, ciertamente, poco creíble y poco coherente con la versión que se ha tratado de ofrecer de unos padres responsables y preocupados por el bienestar de su hija", apunta.

Un tercer implicado,

"poco creíble"

En la misma línea, el juez rechaza de plano la hipótesis planteada por las defensas sobre la existencia de un tercer implicado, algo que "descarta" el hecho de que Asunta "desde tres meses antes de su fallecimiento y hasta el mismo día de su muerte" hubiese consumido de forma "repetitiva" lorazepam.

"Es ilógico que un tercero durante meses haya estado drogando a la menor a la vista, ciencia y paciencia de sus padres, sin que estos hubiesen hecho nada, o que, casualmente, no hubiese tenido contacto con ella hasta el día 21 y ese día le hubiese suministrado la misma sustancia con la que estaba siendo intoxicada", apunta Cid Carballo, para concluir con que "dichas hipótesis son increíbles".

Sedada durante la comida familiar

A continuación, Cid Carballo también apoya el hecho de que ambos condenados, "puestos de común acuerdo para acabar con la vida de su hija", le suministraron una "cantidad tóxica" de Orfidal el día 21 de septiembre en el transcurso de una comida familiar en la casa paterna.

Dado que los acusados reconocieron que ese día habían comido todos juntos en casa de Basterra y que permanecieron allí hasta las 17.21 horas, el juez saca a relucir que los informes forenses sitúan la muerte entre tres y cuatro horas después de la comida, dado el proceso de digestión; y los toxicológicos apuntan a que ingirió el lorazepam entre tres y cuatro horas antes de la muerte.

"Lo que ponen de manifiesto dichos informes es que la ingesta de la comida y la del medicamento se produjeron simultáneamente o, al menos en un intervalo de tiempo muy cercano", señala la sentencia, que no considera un problema que la niña aparezca en una grabación andando a las 17.21 horas ya que "se desconoce exactamente el momento en el que ingirió el medicamento" antes de salir de casa de su padre.

En este punto, rechaza que el lorazepam pudiese ser ingerido después de las 19.00 horas —cuando Porto asegura que la devuelve a Santiago—, ya que esto supondría que la muerte no se habría producido hasta pasadas las 22.00 horas —por el grado de absorción de Orfidal—, momento en el que el estómago "tendría que estar completamente vacío".

ALFONSO,

En montouto

La sentencia considera probado que Basterra fue a la casa de Montouto junto con Asunta y Rosario sobre las 18.20 horas de esa tarde, concediéndole especial credibilidad a la testigo que dijo haber visto al padre con la víctima en la calle sobre esa hora.

Esta prueba, así como un ticket de compra del mismo día, "ponen de manifiesto que don Alfonso miente cuando dice que estuvo en su casa toda la tarde", señala el juez, y "sitúa a la víctima y a su padre a escasos metros del recorrido seguido por la madre en coche cuando recogió a Asunta para subir a Montouto".

Para el magistrado, los testimonios "prueban que la coartada alegada por el acusado es falsa" —le afea la "falta de verosimilitud— y determinan que Basterra "ha mentido sobre un punto muy relevante, como es el referido a lo que él estaba haciendo durante el intervalo de tiempo" en el que murió Asunta.

Del mismo modo, el juez pone en duda la versión de Porto de que "al llegar a Montouto, bajó con la niña al centro" de nuevo, algo que, "además de ser incompatible con el resultado de las pruebas científicas, no resulta creíble por contradictoria". En este punto, ve en la acusada una "contradicción difícilmente explicable en quien está tratando de esclarecer la desaparición de su hija".

Finalmente, ve probado que la niña murió por asfixia por sofocación en compañía de ambos padres, que fue atada en un momento próximo a la muerte y que, dado su nivel de sedación, no pudo defenderse.

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