El Tribunal Superior de Justicia Cantabria (TSJC) ha condenado al Ayuntamiento de Santander a indemnizar con 41.000 euros al conductor de una motocicleta que recibió un balonazo procedente del campo de fútbol municipal Uco Alciturri que le hizo caer sobre la calzada, causándole heridas y daño en la motocicleta.

El conductor reclamó al Ayuntamiento de Santander una indemnización por este suceso, ocurrido el 25 de enero de 2010, que fue denegada por el Consistorio, lo que le llevó a presentar un recurso que desestimó el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Número 2 de Santander al considerar que no había prueba de que el balón impactase en la motocicleta o interfiriese en su trayectora, como afirmaba el conductor.

Sin embargo, ahora la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJC ha estimado parcialmente, en sentencia del pasado 13 de octubre y consultada por Europa Press, el recurso de apelación que había presentado el conductor contra la decisión del juzgado de Santander.

La Sala condena al Ayuntamiento a abonar al demandante unos 41.300 euros, más intereses, por los daños causados, menos de lo que reclamaba el conductor (46.000 euros).

Al recurso de apelación, se oponía el Ayuntamiento de Santander al considerar que "no existe relación de causalidad entre los hechos y el daño causado al no acreditarse suficientemente la forma de ocurrir el accidente", si fue por colisión de un vehículo a la motocicleta o por interferir de alguna manera el balón en la trayectoria de la motocicleta".

La aseguradora del Consistorio señala también que los estándares de seguridad del campo de fútbol municipal se han cumplido, además de afirmar que el contrato de segur no cubre el hecho acaecido e impugna el importe de la indemnización y los intereses.

Sin embargo, la Sala considera como "suficiente" la prueba sobre cómo ocurrieron los hechos y el accidente que —dice— "tiene su causa inicial en la desviación del balón y salida de la instalación municipal, el déficit de la red parabalones del campo de fútbol municipal", circunstancias que, a su juicio, "facilitaron la desviación y salida al exterior del balón, que interfirió en la trayectoria de la motocicleta, bien antes o después de impactar contra el vehículo que la seguía en marcha".

Esta última circunstancia es para la Sala algo "totalmente accesorio e irrelevante". "Lo cierto es que el balón invade la vía píblica, hace caer al conductor de la moto y, todo ello, como consecuencia de una deficiencia apreciable en la parte noroeste de la instalación", señala.