Cualquier precaución en torno a la situación de las comidas que ingerimos es poca. Este control debe ser incluso más exhaustivo durante el verano con el fin de que unas merecidas vacaciones no se conviertan en una pesadilla. Según los datos facilitados por la Delegación Provincial de Salud, la mitad de las intoxicaciones alimentarias que se producen cada año en Córdoba tiene lugar en la época estival.

El calor es el principal enemigo. Las altas temperaturas que se registran durante estos meses son el principal factor de riesgo a la hora de que los alimentos tengan una mayor facilidad para descomponerse y ser foco de enfermedades.

Por parte de la Junta se lleva un seguimiento concreto de todos aquellos casos de estas características que afecten a un cierto número de personas. Así ocurre, por ejemplo, en los banquetes nupciales, tan comunes en estas fechas del año.

Cuando las autoridades tienen constancia de uno de estos brotes, se pone en marcha un protocolo de investigación con el fin de averiguar las causas de la infección y delimitar las responsabilidades por si se ha producido alguna negligencia.

En los casos más particulares, los expertos recomiendan beber mucha agua a los afectados por este tipo de patologías, así como acudir a su médico de atención primaria en el plazo más breve posible para iniciar un tratamiento.

Durante el verano hay ciertos alimentos con los que es necesario andarse con pies de plomo por su peligrosidad. El que presenta más riesgos sin ninguna clase de duda es el huevo y todas las comidas preparadas a partir del mismo, como son las mayonesas o las tortillas. Concretamente, este ingrediente está detrás del 60% de las intoxicaciones alimentarias que se producen en Córdoba, por lo que es recomendable limitar su uso en la cocina durante estas fechas.

5 consejos para... evitar intoxicaciones

1.- Buscar una temperatura adecuada. Los alimentos deben conservarse en frío y no a temperatura ambiente por los peligros que pueden correr. Además, las comidas descongeladas no deben volver a ser congeladas después.

2.- Una buena higiene. La cocina debe contar con unas condiciones idóneas de limpieza. Las personas encargadas de la preparación también tienen que guardar una higiene máxima, lavándose las manos y evitando prácticas como fumar mientras se manipulan los alimentos.

3.- Atención a los utensilios. Es aconsejable limpiar con cierta asiduidad los utensilios de la cocina para poder eliminar así los microorganismos que puedan existir en estas herramientas.

4.- Las mascotas, lo más lejos posible. Una vez que se empieza a cocinar, los animales de compañía deben permanecer a una distancia considerable de los alimentos, puesto que pueden ser un foco de infección.

5.- Cuidado con los insectos. El verano es una época en la que se incrementa el número de insectos por las altas temperaturas, como es el caso de los mosquitos. Es bastante recomendable que se haga todo lo posible por evitar el contacto de estos animales con la comida.