Las pícaras fotos de vanidad y cotilleo de Lord Lichfield, primo de la Reina de Inglaterra

  • Antología de retratos de famosos del conde y lord Patrick Lichfield, hijo de la princesa Ana de Dinamarca, sobrina de la Reina Madre y prima de Isabel II.
  • El aristócrata, que murió en 2005 a los 66 años tras un infarto, fue un 'patito feo' de la familia real y un personaje onmipresente en los locos años sesenta de Londres.
  • Sin demasiado genio fotográfico pero con mucho encanto personal y contactos, era uno de los fotógrafos más socorridos por las 'celebrities' y los clubes exclusivos.
Patrick Lichfield fue el único fotógrafo autorizado para retratar, en 1971, el matrimonio de Mick y Bianca Jagger.
Patrick Lichfield fue el único fotógrafo autorizado para retratar, en 1971, el matrimonio de Mick y Bianca Jagger.
© Patrick Lichfield - Courtesy The Little Black Gallery
Patrick Lichfield fue el único fotógrafo autorizado para retratar, en 1971, el matrimonio de Mick y Bianca Jagger.

Thomas Patrick John Anson, 5º conde de Lichfield, nació con la vida resuelta el 25 de abril de 1939. Fue el único hijo del teniente coronel Thomas William Arnold Anson, vizconde de Anson (1913–1958) y miembro de uno de esos linajes ingleses que garantizan la felicidad en la tierra gracias al apellido, y de Anne Bowes-Lyon (1917–1980), que se convertiría en la Princesa Ana de Dinamarca. Era sobrina por parte de padre de la Reina Madre y prima de la Reina Isabel II.

Más allá del abolengo que rezuma el primer párrafo de esta reseña, vamos a (intentar) hablar de fotografía, arte al que se dedicó, pese a la sangre azul, Patrick Lichfield, nombre artístico que eligió quien sería uno de los más conocidos del Reino Unido en el gremio de segunda fila del retrato de vanidades, cotilleos, actos festivos y noches de estirado glamour pero no menos plebeyas borracheras. Su obra, aunque carece de genio, desborda los beneficios de una contrastada nobleza y una poblada agenda.

Estrellas pop y patricios disolutos

La antología The Best of Patrick Lichfield (Lo mejor de Patrick Lichfield) no elige como título la fórmula de los discos de grandes éxitos musicales por simple casualidad. El fotógrafo militó en la aristocracia en su doble vertiente: pertenecía a la nobleza —aunque siempre le consideraron un patito feo demasiado rebelde para ser invitado a las ocasiones de gala— y también a la nobleza del pop británico, cuyos jerarcas durante los locos años sesenta gustaban de merodear con patricios disolutos.

La colección de fotos de Lichfield que expone hasta el 12 de diciembre The Little Black Gallery de Londres —un espacio dedicado a la llamada fotografía artística y si salen chicas guapas, mejor— presenta una selección de los géneros que practicó el conde: paisajes, moda, desnudos, retratos y crónica social. Es decir, más o menos cualquier tema le servía, aunque trataba de añadir cierta picardía, aunque de manera direccional: solía limitarse a la visión desnuda de los pechos de las modelos.

'Que me tomen en serio antes de que sea tarde'

Cuando murió tras un fulminante infarto en 2005, a los 66 años, estaba trabajando en un reportaje para el departamento oficial de Turismo de Inglaterra. "Creo que es el primero de mis encargos del que no tendré que avergonzarme en el futuro. Me gustaría que me tomasen en serio antes de que sea demasiado tarde", había confesado con llaneza y un humor muy británico.

De costumbres educadas, apuesta compostura y simpatía personal notable, Lichfield le sacó partido, sin quejarse, a los dones que le estaban esperando en la cuna. Fue el fotógrafo oficial en 1971 de la boda de Mick Jagger y su primera esposa, Bianca Pérez-Mora Macías —pese al divorcio en 1979 sigue conservando por claras razones de mercadotecnia el apellido del stone—, la hija de un millonario nicaragüense, una de las ceremonias más suculentas para la prensa de cotilleo porque era la metáfora perfecta del final del Swinging London, la ciudad que había dejado de ser cool para convertirse en refugio de evasores fiscales.

Carlos de Gales y Diana Spencer

También le sirvieron de mucho las conexiones para sus otros dos momentos dorados: las colaboraciones que le encargó durante varios años la exigente Diana Vreeland, directora de Vogue entre 1963 y 1971, y la foto oficial con trajes de boda del Príncipe de Gales y Diana Spencer, propiedad de la National Portrait Gallery de Londres.

Sin más aprendizaje que el trabajo —aunque tenía cámara desde niño, solamente se vio obligado a usarla cuando recibió el encargo de ser el fotógrafo oficial de la unidad en la que hizo el servicio militar—, vivió con holgura en una casa de 35 habitaciones en Londres y en la residencia de Mustique, una de las islas Granadinas del Caribe. Por allí se dejaban caer algunos de sus amigos: Jagger, David Bowie, Rachel Welch...

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