Entre paisajes montañosos y sorprendentemente verdes, a tan sólo 64 km de Pamplona, muy cerca de Francia y en pleno corazón del Pirineo navarro, se encuentra este conjunto paisajístico y monumental. Roncesvalles ha sido tradicionalmente un lugar de paso, desde que en el año 778 lo atravesaron las tropas de Carlomagno en su retirada hacia el norte. Pero fue en el 813 –año en el que se encontró la tumba de Santiago Apóstol– cuando comenzaron las peregrinaciones a Compostela.

Para atender a los peregrinos se construyó un hospital y la iglesia colegial de Roncesvalles, en el siglo xii. La colegiata de Santa María es una de las primeras construcciones góticas de la Península, con una planta de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería y cabecera pentagonal y ventanales góticos. Alberga a la Virgen de Roncesvalles. En la capilla de San Agustín descansan los restos del rey Sancho VII el Fuerte en un mausoleo adaptado a su altura; 2,25 metros, según cuentan las crónicas de la época.

El rastro de Carlomagno

En el exterior está la capilla gótica de Santiago y la románica del Espíritu Santo o silo de Carlomagno. El complejo se complementa con el hospital nuevo, el museo-biblioteca (con más de 15.000 volúmenes), en el que destaca el ajedrez de Carlomagno, además de la casa Itzandegia, el antiguo molino (la actual oficina de turismo), la casa de los beneficiados (convertida en apartamentos turísticos) y la vieja posada (que se ha mantenido como hospedería).

Roncesvalles es una villa singular, cuyo término municipal pertenece a la colegiata y a su comunidad de canónigos. Más información en el teléfono 948 760 301 y en