La Policía de la ciudad también participó en el tiroteo, aunque ningun miembro del cuerpo resultó herido. Una vez consiguieron dar alto al fuego, las fuerzas del orden detuvieron a los moteros y se percataron de que casi todos iban armados. Fueron incautadas más de 1.000 armas, incluidas 151 de fuego y numerosos cuchillos y puños americanos.
Las dos bandas cruzan acusaciones sobre cual de ellas fue la responsable del inicio del tiroteo. Sus respectivos abogados mantienen que no había justificación para llevar a cabo los arrestos masivos y argumentan que la mayoría de los motoristas buscaron refugio en el restaurante pero no dispararon a nadie.
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