Treinta activistas de Green-peace desembarcaron a primera hora de ayer en el hotel del Algarrobico (Almería). Su intención era clara: pintar Ilegal con letras que ocuparan tres plantas. Lo consiguieron. Con este acto denunciaban que las obras del establecimiento hotelero siguen en marcha a pesar de que un juzgado ordenó en febrero de 2006 su paralización. Green-peace exige la demolición.

La promotora, Azata del Sol, niega que los trabajos continúen y tacha a la organización ecologista de «manipular y mentir». Antonio Baena, coordinador de la empresa, asegura que los activistas «atropellaron» a la vigilante de la obra, a la que arrojaron «toda clase de objetos».

El Ministerio de Medio Ambiente, por su parte, reitera que la expropiación es «irreversible», pero no da plazos ni fechas. El Consejo de Ministros dio luz verde al proceso en febrero. Aun así, habrá que tener paciencia para verlo desaparecer porque los trámites son lentos, asegura  el Estado.

A la espera del Estado

La segunda administración implicada, la Consejería de Medio Ambiente, afirma que está a la espera de la expropiación para llevar a cabo lo que le corresponde: la demolición y restauración del paraje.

Sin embargo, Salvemos Mojácar no opina lo mismo. «La Junta no está mostrando voluntad en acortar el proceso», denuncia Jaime del Val, su presidente. La organización   manifiesta que la Junta ha rehusado presentar ante la Audiencia los planos que demuestran que el hotel ocupa suelo ilegal.

Además, avisa de que hay contradicciones: Medio Ambiente pide el deslinde de 100 metros, que conllevaría la demolición total, y Obras Públicas, sólo de 50 metros.