Unas 2.000 personas viven en el entorno de la fábrica de La Araña. Esta planta es la que más dióxido de carbono (CO2) expulsa a la atmósfera en la provincia, aunque la principal queja de los vecinos es el polvo derivado de la producción de cemento en esta industria. Vecinos consultados por este periódico, así como responsables de la federación vecinal Unidad, dicen que se suelen mantener las ventanas cerradas en La Araña. En la urbanización El Candado, Candela Escobar asegura que coches, paredes y toda superficie exterior queda recubierta por una capa «rasposa». Pero el presidente de la asociación de vecinos de La Araña, José Santos, cree que es exagerado decir que todo el mundo cierra permanentemente las ventanas. Admite que hay momentos en los que la fábrica contamina en exceso, como el escape del pasado lunes, que motivó gran cantidad de llamadas al 112. Según la cementera, este episodio duró menos de 30 minutos. La empresa estudiará la recomendación que le ha hecho la Junta de instalar más medidores de contaminación y afirma que ya los usó provisionalmente hace un tiempo.