Audiard arranca el primer aplauso con 'Deephan', el alegato de supervivencia de unos refugiados de Sri Lanka

El cineasta francés Jacques Audiard ha arrancado este sábado el primer aplauso de la 60 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con 'Deephan', el alegato de supervivencia de unos refugiados de Sri Lanka en Francia.
Jesuthasan Antonythasan (centro), protagonista de 'Dheepan'
Jesuthasan Antonythasan (centro), protagonista de 'Dheepan'
EUROPA PRESS
Jesuthasan Antonythasan (centro), protagonista de 'Dheepan'

El cineasta francés Jacques Audiard ha arrancado este sábado el primer aplauso de la 60 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con 'Deephan', el alegato de supervivencia de unos refugiados de Sri Lanka en Francia.

'Deephan' toma el nombre del protagonista de la cinta, interpretado por el también refugiado en Francia desde hace 22 años Jesuthasan Antonythsan, quien en la rueda de prensa posterior a la proyección ha reconocido que participar en la cinta le ha permitido mostrar al mundo cómo es la vida de los refugiados en otros países.

"Los refugiados vienen a Europa para vivir, para sobrevivir, no para robar* venimos para proteger nuestra vida, para vivir", ha insistido antes de aclarar que, pese a los espacios que en los últimos meses ocupa este fenómeno en los medios de comunicación fruto de los masivos éxodos forzados de países como Siria, no se trata de algo actual sino que viene de muchos años atrás.

En Francia, el país que le acoge desde hace 22 años y del que espera salir para volver en algún momento a su Sri Lanka natal, del que los ciudadanos de occidente desconocen la guerra vivida hace 30 años de la que sí son sabedores los gobiernos fruto de la "venta de armas", hay manifestaciones protagonizadas por los refugiados, que no en todos los casos comparten su deseo de volver a su país pero que son considerados, como a él le ha ocurrido en primera persona, "criminales".

Él ha percibido esas "miradas un poco raras", especialmente en los aeropuertos, confesaba, y por ello pide, por una parte, que se abra las puertas a los refugiados y que se imponga la igualdad. "Queremos una vida normal para vivir", ha asegurado antes de explicar que las presencias inglesa, portuguesa o danesa les hacen sentir, encuentren donde encuentren refugio, que no existen diferencias entre las culturas de su país de origen y los de acogida.

Escritor de novelas y cuentos cortos siempre vinculados a la realidad y la guerra en su país y actor de teatro, Antonythsan se ha enfrentado a la interpretación de un personaje creado por Audiard, de quien era "fan" antes de abordar este proyecto, pero con el margen de libertad suficiente para "hacer todo".

Convencido de que es más fácil ser actor que escritor, que es en realidad a lo que quiere seguir dedicándose, y alejándose de la imagen de los personajes de Charles Bronson al que en algunos momentos puede recordar su papel, el ahora intérprete de cine no podrá acudir a su país para la próxima presentación de la cinta por la falta de libertad a la hora de escribir y ser crítico con las cosas.

Familia falsa y refugio en francia

La vida del intérprete coincide con la de su personaje, Deephan, en su condición de refugiado, aunque en la cinta, que se alzó con la Palma de Oro en Cannes, encarna a un exsoldado que, en los últimos momentos de la guerra de su país, encuentra a una joven de 26 años y a una niña de nueve con las que, de mano de unos pasaportes de personas ya fallecidas, consigue crear una familia falsa que le permite llegar a Francia.

Ya en aquel país y de mano de un traductor que les ayuda no solo a seguir haciéndose pasar por una familia sino a conseguir un techo y un trabajo como portero, Deephan se enfrenta a una nueva vida rodeado de una joven a la que no conoce, de una niña que comienza a ir al colegio y de un entorno complejo en un barrio tomado por las pandillas y, por ende, por la droga y la violencia.

La historia de los tres personajes discurre por un camino común y a la vez complejo: las dificultades de integración de la menor, que al no hablar francés tiene que acudir a clases especiales en la escuela; las de la mujer, que finalmente comienza a trabajar en casa de un hombre con discapacidad, y las de Deephan, quien comienza aceptando las reglas del juego de las bandas del barrio.

Pero la aparición en escena del "coronel" con el que combatió en la guerra hace que reaparezcan los fantasmas del pasado y que el escenario sobre el que se asienta su vida con su familia falsa comienza a tambalearse: mientras la joven mantiene su empleo y la niña, fruto de su trabajo y de sus esfuerzos por conseguir el cariño que necesita, logra integrarse en las clases normales con el resto de sus compañeros, él acude al alcohol y sus experiencias con la guerra y la violencia vuelven a su vida.

Será una llamada de socorro de su mujer, que aún no siéndolo es ya su única familia, la que le hará convertirse en lo que fue en Sri Lanka hasta que, tiempo después, consigue alcanzar la situación por la que luchó desde que salió de su país.

El director

Audiard nació en París (Francia) en 1952, estudió Literatura y Filosofía en La Sorbona, y comenzó su carrera profesional como montador de cine. También trabajó en teatro, donde adaptó varias obras. A principios de los 80, siguiendo los pasos de su padre, Michel Audiard, comenzó una exitosa carrera como guionista en cintas como 'Réveillon Chez Bob' (Denys Granier-Deferre, 1984), 'Sac de noeuds' (Josiane Balasko, 1985), 'Saxo' (Ariel Zeitoun, 1987), 'Fréquence meurtre' (Elisabeth Rappeneau, 1988) o 'Confessions d'un Barjo' (Jérôme Boivin, 1992), entre otras.

Gracias a sus primeros éxitos, pudo obtener financiación para su primer largo, 'Regarde les hommes tomber', presentado en la Semana de la Crítica en Cannes, que consiguió el César a la Mejor Primera Película y el Premio Georges y Ruta Sadoul en 1994.

Su segundo trabajo, 'Un héroe muy discreto', logró la Espiga de Plata en la 41 Semana, mientras que su cuarta película, 'De latir mi corazón se ha parado', se alzó con ocho premios Cesar y el Bafta a la Mejor Película en Lengua no Inglesa, galardón que repitió con 'Un profeta' en 2010, que también fue distinguida con el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes.

En 2012 participó en la 57 Semana con 'De oxido y hueso' y consiguió los premios al Mejor Director, Guion y Actor, y un año después recibió en Valladolid la Espiga de Honor.

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