Recomiendan que el personal de recintos deportivos tenga conocimiento sobre reanimación cardiopulmonar (RCP)

También aconsejan la colocación de desfibriladores externos en lugares concurridos
Clase Práctiva De Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
Clase Práctiva De Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
EUROPA PRESS/JUNTA
Clase Práctiva De Reanimación Cardiopulmonar (RCP).

Las nuevas guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología recomiendan que entrenadores y personal de recintos deportivos tengan conocimiento sobre la realización de reanimación cardiopulmonar (RCP) y el uso de los desfibriladores automáticos externos (DAE). También aconsejan la colocación de desfibriladores externos en lugares concurridos donde la posibilidad de una parada cardiaca sea relativamente alta.

En cuanto a la muerte súbita, existe un consenso en torno a la realización de pruebas médicas en deportistas de elite y jóvenes que practican deporte federado (realización de historia clínica, exclusión de soplos, ECG). Como novedad, se ha añadido en las guías el protocolo de evaluación a los "no jóvenes" que quieren empezar a practicar deporte.

El Congreso de las enfermedades Cardiovasculares SEC 2015 que se ha celebrado esta semana en Bilbao ha dado a conocer los aspectos más destacados de las guías sobre endocarditis infecciosa, síndrome coronario agudo sin elevación del ST y arritmia ventricular y muerte súbita.

El doctor Josep Brugada, miembro de la SEC y cardiólogo del Hospital Clínic de Barcelona, ha explicado que, "gracias a la mejoría en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares durante los últimos años, se ha producido un descenso las muertes súbitas cardiovasculares. Clásicamente se consideraba, que el 50% de la mortalidad cardiovascular se producía de forma súbita, en las guías actuales este porcentaje se considera del 25%".

La actualización de esta guía recomienda la realización de la autopsia para conocer la causa de la muerte inesperada, y la autopsia genética para conocer el riesgo cardiológico de los familiares de primer grado y descartar enfermedades hereditarias.

En cuanto a las arritmias de origen genético, Brugada ha explicado que se incluye por primera vez el síndrome de repolarización precoz, un patrón electrocardiográfico que durante décadas se había asociado a personas sanas y físicamente entrenadas pero que, ahora, se ha demostrado que en algunos casos puede suponer un marcador de riesgo de muerte súbita.

La guía hace hincapié en la ablación por radiofrecuencia en pacientes con arritmias ventriculares, un procedimiento mediante el cual se destruye con calor la parte del corazón que produce la arritmia. Se aconseja la ablación con catéter en portadores de desfibrilador automático implantable (DAI) con choques repetidos, en pacientes con disfunción ventricular e incluso en pacientes pediátricos en los que los fármacos son inefectivos o con taquicardias monomórficas recurrentes (cardiopatías congénitas).

La ablación, además, se recomienda como primera opción de tratamiento si se sospecha taquicardia ventricular con origen en el tracto de salida del ventrículo derecho o en el caso de taquicardias ventriculares idiopáticas.

Las guías incluyen por primera vez recomendaciones para la utilización del DAI subcutáneo en casos de pacientes con dificultades para implante por problemas de acceso venoso o en pacientes con arritmias que no requieren estimulación antibradicardia ni antitaquicardia.

Síndrome coronario agudo

En cuanto a síndrome coronario agudo, la nueva guía apuesta claramente por la medición de los niveles de la troponina de alta sensibilidad, por su mayor rapidez y valor predictivo negativo de infarto agudo de miocardio. Se trata de la medición de los niveles de una proteína segregada por el propio corazón, que se produce en mayor cantidad cuanto más daño se produce en el corazón.

"En cuanto al pronóstico de los pacientes, se mantiene la recomendación de usar las escalas de riesgo estandarizadas, como la escala GRACE, y se incorpora la recomendación de la monitorización del ritmo cardiaco del paciente dependiendo de su riesgo arrítmico", ha explicado el doctor José A. Barrabés Riu, miembro de la SEC y cardiólogo del hospital Vall d'Hebron de Barcelona.

En el ámbito del tratamiento, desaparece la recomendación de establecer terapia teniendo en cuenta los resultados de test genéticos y reactividad plaquetaria. Además, se incluyen recomendaciones específicas para aquellos pacientes que precisan anticoagulación oral crónica y también en torno al manejo de las hemorragias según el contexto clínico.

La recomendación de realizar un acceso por vía radial e introducir stents farmacoactivos de tercera generación para la revascularización de los pacientes con síndrome coronario agudo sigue vigente, apostando por una estrategia de tratamiento invasiva durante las primeras 24 horas de ingreso.

Endocarditis infecciosa

La actualización de las guías sobre endocarditis infecciosa llega tras seis años con importantes avances en torno al diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad. En el ámbito de la prevención, la actualización de esta guía hace extensibles las recomendaciones preventivas generales a todos los pacientes, no solo a los de alto riesgo.

Además, se mantiene la actitud restrictiva en torno al uso de la profilaxis antibiótica ya que existen distintos estudios y registros contradictorios, que no acaban de definir si este tratamiento es beneficios o no para atacar la enfermedad.

El doctor José Alberto San Román, miembro de la SEC y Jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, ha señalado que "en este sentido, se restringe el uso de antibióticos aminoglucósidos para evitar la toxicidad asociada a los mismos. Así, la guía ofrece alternativas al tratamiento con aminoglucósidos con lo que se espera reducir la nefrotoxicidad y la ototoxicidad, tan temidas con estos fármacos y tan difíciles de manejar en pacientes con endocarditis infecciosa".

Destaca también en este ámbito la única recomendación con un nivel de evidencia A, lo que significa una alta fiabilidad y consenso en torno a esta recomendación, que indica que, antes de ser sometidos a cirugía cardiaca, debe identificarse y tratarse a los portadores nasales de Staphylococcus aureus, una bacteria que puede producir infecciones de riesgo vital, especialmente durante la cirugía.

Otra de las novedades de la guía es la creación de Unidades Especializadas de Endocarditis y es que muchos expertos indican que es necesaria una valoración multidisciplinar del paciente en la que el cardiólogo asuma un papel clave, no solamente como experto en imagen.

"En torno al diagnóstico ha habido un importante avance en el papel de técnicas de imagen no utilizadas hasta ahora en el diagnóstico de la endocarditis. La ecocardiografía sigue siendo la técnica de referencia. No obstante, se incorporan la resonancia magnética, la tomografía computadorizada y técnicas nucleares, entre las que destaca la combinación de la tomografía con el PET, con el objetivo de detectar abscesos, actividad inflamatoria tras la cirugía y embolias cerebrales y periféricas", ha detallado San Román.

Por último, la actualización de las guías también aporta indicaciones quirúrgicas respecto a la infección no controlada. Se recomienda la cirugía para aquellos pacientes que, a pesar de haber recibido el tratamiento antibiótico, mantienen la presencia de bacterias en sangre.

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