40 grados y ni una sombra en tres kilómetros

De la Fuente de las Batallas a La Caleta no hay un árbol donde cobijarse. Plazas y avenidas son ahora verdaderos soláriums.
El bulevar de Constitución, que se queda desierto en las horas centrales del día. (Torres)
El bulevar de Constitución, que se queda desierto en las horas centrales del día. (Torres)
El bulevar de Constitución, que se queda desierto en las horas centrales del día. (Torres)

Dicen los especialistas en urbanismo que el diseño de las ciudades españolas está cambiando en los últimos años y no hay duda de ello. El de Granada parece haber apostado más por la estética vanguardista que por la conjunción de necesidades ciudadanas.

O lo que es lo mismo, los nuevos proyectos urbanísticos de la capital han borrado de los planos la plantación de los árboles de sombra que pusieron de moda las amplias avenidas del siglo XIX.

Granada es un ejemplo, y no para bien. En un recorrido de casi tres kilómetros –de la Fuente de las Batallas a La Caleta– no hay un solo árbol donde nos podamos refugiar del sofocante calor de estos días. Los viandantes prefieren disputarse los pocos metros de las aceras de Constitución, por ejemplo, que hacer el camino bajo el solano.

Pasear en este caso por la avenida es casi una imprudencia, pues el bulevar se ha convertido en un verdadero solárium. Igual ocurre en Gran Vía y Reyes Católicos, ya sin toldos.

Estas importantes carencias las han permitido y promovido los últimos gobiernos de la ciudad con independencia del signo político. Las asociaciones de vecinos y ecologistas han denunciado muchas veces la desaparición de los árboles, sin que sus opiniones hayan sido tenidas en cuenta. Ahora pagamos todos el pato sudando la gota gorda a 40 grados.

¿Cómo luchan contra el calor?

Leticia Kagele. 29 años. Profesora de inglés. «Entras en bares con aire acondicionado o es insoportable. Yo llevo mi sombrero por eso. Venimos de Málaga y aquí se nota que el aire es más seco. Allí hay parasoles en las calles del centro y no hace tanto calor».

Bruno González. 27. Técnico de laboratorio. «En la Alhambra baja la temperatura, pero en el centro hemos visto 37 grados y el sol agobia. Yo que soy de Valladolid y vengo con una amiga de Rusia, imagínate. Ahora vamos a ver el Albaicín, que es más fresco».

Raffaella Frassi. 29. Profesora de italiano. «Hasta las seis no podemos salir del hotel y, aun así, sigue haciendo muchísimo calor por la tarde. Aunque venimos de Córdoba y ya estábamos preparados porque allí era peor todavía, es difícil hacer turismo así».

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