Expertos dicen que entre el 10 y 20% de la población ha sufrido en algún momento de su vida un cuadro agudo de urticaria

Hasta el 24 de octubre se celebran en Sevilla los Simposios Internacionales Vía Respiratoria Única y Urticaria Crónica de Seaic

La urticaria crónica es una enfermedad de la piel que produce erupciones cutáneas en forma de ronchas o habones. Aunque no es muy frecuente, solo la padece entre un uno y un dos por ciento de la población, según el registro Alergológica de todas las patologías vistas por el alergólogo es la que tiene mayor impacto en la calidad de vida y la que requiere más visitas a los servicios de urgencias. Además, entre el diez y el 20 por ciento de la población ha sufrido en algún momento de su vida un cuadro agudo de urticaria.

Tal y como explica la coordinadora del Comité Científico del Simposio Internacional de Urticaria Crónica, la doctora Marta Ferrer, "se trata de una afección muy molesta para el paciente por la aparición casi diaria de ronchas por todo el cuerpo, asociadas a picor y, a veces, acompañadas de angioedema. A esto hay que sumar factores como el deterioro del aspecto físico (lesiones cutáneas visibles), alteraciones en su vida social y diaria (falta de sueño), duración de sus síntomas y la falta de una causa conocida".

En un comunicado, se indica que una encuesta reciente de la Asociación de Afectados de Urticaria Crónica (AAUC) puso de manifiesto algunos datos ilustrativos de los efectos negativos, físicos y emocionales de esta enfermedad: más del 70 por ciento de los afectados ha tenido que cancelar sus actividades sociales; siete de cada diez se siente limitado en sus relaciones y uno de cada cuatro falta al trabajo al menos una vez al mes.

Desafío clínico

Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), el doctor Joaquín Sastre, comenta que las causas que la provocan son difíciles de determinar y su diagnóstico no siempre resulta fácil. "Esta patología supone un desafío para el clínico y para el paciente", apunta el alergólogo. "El primer reto en el manejo de la urticaria crónica es explicar al paciente su enfermedad y cómo se va a afrontar clínicamente, e insistir en que tiene un curso 'caprichoso'. El segundo es encontrar un tratamiento idóneo para cada afectado y, es frecuente, que no sea eficaz al primer intento".

La urticaria aguda es diferente de la crónica y ocurre de manera más frecuente. Una de cada cinco personas ha sufrido un episodio de este tipo alguna vez en su vida. Puede venir desencadenada por una reacción alérgica a algún alimento o medicamento, por la picadura de una abeja o avispa, o por factores físicos como el sol, el ejercicio, etcétera.

La aparición de la urticaria crónica puede ser espontánea (no provocada por ningún factor externo conocido) o inducible (factores físicos o contacto con agentes urticantes). "En la mitad de los casos de urticaria espontánea puede demostrarse un mecanismo autoinmune, esto es, que son distintas moléculas del propio organismo las que activan las células de la piel y las hacen liberar histamina. En esta misma línea, hay factores que pueden empeorar las urticarias crónicas, como las situaciones de estrés o ansiedad, la toma de medicamentos antiinflamatorios", revela la doctora Ferrer.

Avances en investigación y tratamiento

Los episodios de urticaria aguda se tratan con antihistamínicos y, según la gravedad, con corticoides. Por el contrario, la urticaria crónica requiere encontrar el tratamiento más idóneo para cada paciente. Hasta ahora se empleaban los mismos medicamentos pero con otras dosis, pero existen casos de urticaria "rebeldes" a los tratamientos habituales y debe emplearse otro tipo de fármacos.

En este sentido, el presidente de la Seaic apunta que "en investigación, el mayor avance ha sido el descubrimiento de un mecanismo autoinmune subyacente en gran parte de las urticarias crónicas espontáneas, así como de sus complejidades a nivel celular y molecular. En cuanto al tratamiento para casos graves disponemos de un anticuerpo monoclonal diseñado para tratar el asma grave, con buenos resultados".

Según Marta Ferrer "este principio activo se ha venido aplicando desde hace ya más de 10 años en pacientes con asma y se pensó que podría llegar a ser útil también en el caso de la urticaria crónica. Este nuevo medicamento puede ser una buena terapia para un control eficaz y seguro de los síntomas de la urticaria porque aunque no acaba con la enfermedad ha demostrado que es la mejor opción para aquellos pacientes a los que no les resultan eficaces los tratamientos habituales", concluye la experta.

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