Guillermo, María y Felipe, los tres hermanos, de 15, 13 y 11 años, fallecidos el domingo en el accidente de tráfico ocurrido cerca de Sigüenza (Guadalajara) no llevaban abrochado el cinturón de seguridad. Tampoco lo llevaba el amigo de 11 años que iba con ellos y que también falleció en el acto. Los dos adultos sí se lo habían abrochado, pero murieron por el impacto.
Aunque no será hasta dentro de un mes cuando el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Guardia Civil pueda precisar las causas del siniestro, todo apunta a que la madre de los menores, Mónica, conducía por encima de los 70 kilómetros por hora, velocidad máxima a la que obliga la señal que precede a la entrada en la curva donde ocurrió el siniestro y que fue colocada hace algún tiempo debido a los accidentes que ocurrían allí. El subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Juan P. Herranz, dijo, no obstante, que el lugar no está «catalogado como un punto negro».
Aunque no será hasta dentro de un mes cuando el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Guardia Civil pueda precisar las causas del siniestro, todo apunta a que la madre de los menores, Mónica, conducía por encima de los 70 kilómetros por hora, velocidad máxima a la que obliga la señal que precede a la entrada en la curva donde ocurrió el siniestro y que fue colocada hace algún tiempo debido a los accidentes que ocurrían allí. El subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Juan P. Herranz, dijo, no obstante, que el lugar no está «catalogado como un punto negro».
Los heridos
Lucía, Elisa, Claudia y Ana, de edades comprendidas entre los 7 y los 13 años, y que viajaban en el monovolumen contra el que impactó el coche de la familia, salvaron la vida por llevar abrochado el cinturón. Sólo la más pequeña seguía ayer con pronóstico grave.
Sigüenza celebró ayer el funeral por las víctimas.
Luto por una familia muy querida
Más de 300 personas acudieron ayer al funeral de la familia Wako-nigg-Moguiro en Sigüenza, donde se decretó luto oficial. El matrimonio y sus tres hijos eran muy conocidos en el municipio, ya que tenían una finca en la pedanía de Moratilla de Henares a la que viajaban casi todos los fines de semana. «Era una familia entrañable, venían cada domingo a misa; ayer mismo, el niño pequeño estuvo de monaguillo con el amigo que trajo de Madrid y que murió con ellos», dijo el párroco a la salida de la misa. Al parecer, la familia decidió regresar antes a Madrid porque el niño no se encontraba bien.
La madre, Mónica, de 47 años, y su hija María, de 13, han sido incineradas. Sus restos serán depositados hoy en el panteón familiar, en Madrid, junto con el padre, Guillermo, de 49 años, y los otros dos hijos, Felipe y Guillermo, de 11 y 15 años.
Guillermo Wakonigg era el vicepresidente de la firma de telas Gastón y Daniela.
Guillermo Wakonigg era el vicepresidente de la firma de telas Gastón y Daniela.
El cadáver de Reyes, la mujer que viajaba en el otro vehículo, fue trasladado al tanatorio de Guadalajara.
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