Nueva hornada de oficiales para todo

  • Son a la vez soldado, mando, técnico y gestor.
  • Los Reyes presidieron la graduación de 90 cadetes.
  • En el acto recordaron a los fallecidos en el Líbano.
El Rey, acompañado por la
Reina, presidió hoy en la
Academia General del Aire (AGA) de San Javier la entrega de despachos a los 90 alumnos de la LVIII promoción que han acabado sus estudios de oficial.

Ante los Reyes, el coronel director de la AGA, Rubén García Servet, se refirió en su alocución a "la profunda reforma" que se aplicado al proceso educativo en la academia, y que resumió en que la formación de los oficiales se realiza teniendo en cuenta que cada uno de ellos ha de ser a la vez soldado, mando, técnico y gestor.

Indicó que un oficial debe estar preparado no solo para la defensa nacional, sino también "para la estabilidad del mundo allí donde haya una amenaza", y para ayudar en situaciones de catástrofes naturales y de crisis.

En una plegaria con la que se abrió el acto celebrado en el patio de Armas de la academia, el arzobispo castrense, Francisco Pérez González, tributó un recuerdo a los seis militares de la Bripac fallecidos en el Líbano y para "aquellos que nos han sido arrebatados por el odio y el terrorismo".

Los Reyes llegaron a la Academia en avión militar y fueron recibidos en la base aérea por el presidente de la Comunidad de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y el delegado del Gobierno, Ángel González.

Siete mujeres forman parte de esta promoción de oficiales, y entre ellas figura Rosa María García-Malea, la primera mujer piloto de caza de España, que pilotará el próximo mes un avión de combate F-18 en su destino definitivo, en la base aérea de Zaragoza.

Además recibió el despacho de oficial un alumno tailandés, Akaya Sukosit, que recibió el diploma acreditativo de manos de su padre, coronel jefe de la fuerza aérea tailandesa, y del JEMA, Francisco José García de la Vega.

Tras la entrega de despachos, los militares cantaron el himno del Ejército del Aire, se dio la orden de "rompan filas" y los nuevos tenientes y alféreces lanzaron sus gorras al aire, cumpliendo con una antigua tradición que les permite esa licencia tras cinco años de disciplina.

De esa disciplina fue testigo directo el propio Rey cuando, a su paso por la Academia, fue arrestado por uno de sus profesores, el oficial Ernesto Andrés-Vazquez, por hablar después del toque de silencio.

Posteriormente, tuvo lugar el desfile aéreo y de tropas en el paseo central con la participación de dos formaciones de aviones Tamiz y C-101, y de una avioneta Dornier, así como un escuadrón de alumnos.

El acto castrense continuó con un homenaje ante el monumento a Los Caídos, en el que se depositó una corona de laurel, y finalizó con una copa de vino en el club social de la Academia, en el que los Reyes saludaron personalmente a los alumnos y a sus familiares.

El Rey permaneció en esta academia durante el curso 1958-59, en la XI promoción, recibiendo el emblema de piloto militar en un acto celebrado el 15 de julio de 1959, y el Príncipe Felipe realizó sus estudios durante el curso 1987-88, con la XLI promoción.

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