La sección quinta de la Audiencia de Valencia ha condenado a un hombrea nueve años y medio de prisión por abusar sexualmente de una menor de doce años en diversas ocasiones y fotografiarla desnuda para intercambiar las imágenes por Internet.

Según explica la sentencia, la menor conoció a un joven que residíaXátiva a través de un "chat", y éste, a su vez, le puso en contacto conel acusado, A.V.P.,

de 26 años, quien la invitó a visitarle en octubre de 2002.

La víctima, que le dijo que tenía 15 años, viajódesde Alcoy hasta la citada localidad en tren y pasó el día junto alprocesado en una casa deshabitada situada en el extrarradio de lapoblación, pero cuando le pidió dinero para el billete de vuelta éstele dijo que sólo se lo daría si le dejaba fotografiarla desnuda.

El joven consiguió convencer a la menor y

le hizo al menos 29 fotografías,las cuales trasfirió a su ordenador para ponerlas a disposición deotros usuarios de Internet mediante un programa de intercambio dearchivos informáticos.

Posteriormente, el acusado amenazó a la niña con enviarlas imágenes a sus padres para obligarla a mantener relacionessexuales, algo que hizo en al menos tres ocasiones, "una de ellasincluso en Alcoy".

La menor, aclara la sentencia, sufre "desarreglos en su metabolismo",que le causan "problemas de adaptación social con los de su edad", porlo que busca "el trato con personas mayores".

Los expertos informáticos encargados de la investigación encontraron enel ordenador del joven gran cantidad de fotografías, algunas de ellasde niñas de corta edad desnudas, las cuales fueron utilizadas en unprograma de intercambio de archivos por Internet.

Además, los peritos detectaron "palabras" grabadas en la memoria delordenador en las que el propio acusado se define como "pederasta".

Según los fundamentos jurídicos de la sentencia, la menor "disfrazó" suedad, pero el contacto que mantuvo el joven con ella no fue "de pasada"como para inducirle a un error permanente, ya que convivió y conversócon ella durante todo un día y acabó la jornada "con una lamentableexploración física".

Esta circunstancia y"la larga experiencia" que el joven tenía en la materia por "la clasede material que manejaba", inducen al tribunal a creer que el acusado"conocía en todo momento que se trataba de una niña".

Asimismo, no encuentra "razón de ninguna clase" para dudar de lacredibilidad del relato de la víctima sobre los abusos, los cualesfueron corroborados por un testigo de la propia defensa, quien duranteel juicio oral aseguró que ambos le habían contando las relaciones quemantuvieron.

La sentencia afirma que resulta "quimérico" dudar del carácterpornográfico del "amplio reportaje fotográfico" que hizo a la menor,"ajeno a la menor idea de expresión artística". Según precisa, el jovenutilizó la coacción "para imponerse sobre quien, ya de antemano,carecía de voluntad libre" para aceptar una conducta degradante.

La sentencia impone al acusado ocho años de prisión por un delitocontinuado de abusos sexuales, y un año y medio más por otro deconfección de material pornográfico relativo a menores, además de unaindemnización de