Testigos dicen que acusado del doble crimen en la playa Salvé estaba "tranquilo y sereno"

El padre del acusado afirma que estaba en tratamiento psiquiátrico y que aquel día estaba "raro", quizá porque "había consumido"
Segunda sesión del juicio
Segunda sesión del juicio
EUROPA PRESS
Segunda sesión del juicio

Testigos del doble crimen en la playa Salvé de Laredo, en agosto de 2014, ha coincidido en que el acusado estaba "tranquilo y sereno", como "si no hubiese pasado nada", tras acuchillar a sus dos víctimas. Estas son algunas de las descripciones de la actitud que M.I.R. tenía tras ser detenido por un agente de la Ertzaintza fuera de servicio.

Así lo han declarado este martes en la segunda sesión del juicio con jurado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria y en la que el padre del acusado, al que el fiscal pide 35 años y la acusación particular 40, ha afirmado que M.I.R. estaba en tratamiento psiquiátrico por su adicción al alcohol y las drogas pero aquel día estaba "raro" como si "hubiese consumido" de nuevo.

Un testigo salía de la playa cuando vio en la pasarela de madera, que conecta el arenal con el paseo marítimo, como "dos personas —la mujer y el acusado— se peleaban y caían hacia el lado izquierdo". "Cuando un señor se acercó, el hombre se giró y le clavó un cuchillo o un puñal en la zona del hombro o el cuello", ha relatado.

"No podía creer lo que estaba viendo. Me quedé como en shock porque me parecía todo tan subrrealista...", ha recordado este testigo, que ha indicado que, tras acuchillar a sus víctimas, M.I.R., con "grandes zancadas", metió el cuchillo en "una bolsa blanca" e hizo ademán de bajar hacia la playa cuando un hombre le grito: "estése quieto, policía".

Este momento del crimen también lo contempló otro hombre que ayudaba a caminar a su hija y que oyó "un golpe seco" y, al fijar la vista en el lugar de donde venía el sonido, vio a una mujer defendiéndose de un hombre, que la golpeaba con un "objeto negro y sólido" que tenía en la mano.

Ha contado que un señor se aproximó como para ayudar a la chica y el agresor se giró y le dio. "Después, me dí cuenta de que le estaba apuñalando sin parar", ha dicho el testigo expresando su desconcierto, tras el cual silbó al socorrista de la torre de vigilancia, muy próxima al lugar, y le pidió que llamase a la Guardia Civil porque había un hombre apuñalando a un mujer con un cuchillo.

Este socorrista, que después atendió a la mujer que falleció en pocos minutos, cogió su emisora y, mientras avisaba a sus compañeros y a la Guardia Civil, se fue aproximando al lugar, donde vio "a una chica medio tumbada mientras él —el acusado— la apuñalaba y otro señor que intentaba quitársele de encima, un falso intento porque le agredió también a él".

"totalmemte pasivo" ante el "terrible" crimen

"Creo que era consciente de lo que estaba haciendo, yo le ví muy tranquilo", ha indicado el socorrista, estado del acusado que también ha apuntado la mujer del Ertzaintza fuera de servicio que inmovilizó al agresor, que ha dicho que, a pesar de lo "terrible" del crimen, M.I.R. estaba "totalmente pasivo". Esta mujer habló con el padre de la chica antes de que le subiesen a la ambulancia y dijo que "no le conocía de nada y que era un loco que se había lanzado sobre ellos".

El agente de la Ertzaintza ha relatado que oyó a otra familia decir "estaban apuñalando a una mujer" por lo que decidió acudir a ver qué sucedía. Llegó en el momento en que la mujer estaba "como tumbada" y el acusado acuchillándola mientras que el padre de ella se acercó para tratar de "salvar la vida de su hija", una intención a la que M.I.R. respondió girándose, "le apuñaló en el cuello" y continúo acuchillando a la chica "tendida" en el suelo. Unas puñaladas que, según otro testigo, daba con "un odio exagerado y con toda frialdad".

Segundos después, el acusado se levantó y caminó pocos pasos hacia la playa, momento en el que este agente le dio el alto. "Alto, policía, no te muevas. Tira la bolsa al suelo y túmbate", le gritó este efectivo de la Ertzaintza, unas órdenes que ha afirmado que M.I.R. "entendió perfectamente".

Una vez que le redujo, ha señalado que el acusado estaba "tranquilo, perfectamente ubicado", es decir, "no estaba fuera de sí" ni "descontrolado" como puede suceder en estos casos. Mientras llegaban la Policía Local y la Guardia Civil, ha asegurado que no medió palabra con el acusado, que lo único que le dijo fue que "le faltaba el aire".

Posteriormente, llegaron efectivos de la Policía Local, que engrilletaron al acusado y lo trasladaron a los calabozos de la comisaría, y de la Guardia Civil, que se encargaron de acordonar el lugar del crimen y de custodiar la bolsa en la que el acusado había metido el cuchillo.

Los primeros han indicado que M.I.R. no dijo "nada" en ningún momento durante su traslado y, ya en comisaría, cuando le explicaron los hechos que se le imputaban —todavía eran lesiones y no las muertes de las dos víctimas— tenía "la mirada perdida, como que no iba con él la cosa".

Bajo tratamiento psiquiátrico

Ha declarado por videoconferencia el padre del acusado, que ha indicado que aquel 17 de agosto de 2014 su hijo estaba "como preocupado e ido" pero ni él ni su esposa sospecharon "nada y mucho menos de lo que iba a hacer" cuando salió de casa con su bolsa para ir a la playa.

El padre de M.I.R. ha manifestado que su mujer "está muy mal" desde que ocurrieron los hechos, "desde aquello no levanta cabeza", y ha expresado sus "condolencias" a las víctimas y su familia. "Nosotros también estamos sufriendo", ha dicho, al tiempo que ha afirmado que cree que su hijo "no sabe lo que ha hecho".

Ha relatado que el acusado consume alcohol y drogas desde los 14 años, una adicción y "una problemática" que ha marcado la vida de la familia, ya que M.I.R., a pesar de tener sus estudios, una oposición y nivel cultural, ha estado entrando y saliendo de centros psiquiátricos y de desintoxicación.

Precisamente, meses antes del suceso, le habían dado el alta del Instituto Hipócrates de Barcelona, donde estuvo ingresado más de un año bajo tratamiento médico y psiquiátrico. "Nos le pudimos llevar a casa con la condición de que siguiese el tratamiento porque nos dijeron que podía ser muy peligroso si volvía a consumir algún tipo de droga", ha señalado.

Sospecha que, cuando ocurrieron los hechos, su hijo había dejado de tomar los medicamentos y, el día en concreto, ha indicado que estaba "raro" y, aunque no lo sabe, cree que pudo haber estado consumiendo, como dijo el acusado en su declaración, que aseguró haber tomado cannabis y marihuana pero sólo dio positivo en lo primero.

"Salió de casa tranquilo, no me fije mucho pero nunca sospeche que iba a hacer eso", ha insistido. Tras lo ocurrido, volvió a ver a su hijo "muy tranquilo" en comisaría y, "cuando le dije que desastre lo que has hecho, él dijo que no había hecho nada", a pesar de que, como le manifestó su padre, "lo había visto muchísima gente".

Familia de las víctimas, "DESTROZADA"

El hermano e hijo y la madre y esposa de la víctimas han declarado también por videoconferencia y han indicado que la familia "está totalmente destrozada" porque todos estaban muy unidos. Ambos han apuntado que están en tratamiento psiquiátrico desde que ocurrieron los hechos.

La familia, residente en el municipio de Llodio (Álava) y para la que el fiscal pide 300.000 euros de indemnización y la acusación particular 500.000, no ha regresado de vacaciones a Laredo desde aquel día en el que les "arrebataron" lo que "más" querían.

Aquel día, según ha relatado el hermano e hijo de las víctimas, él y su madre se habían ido antes de la playa y recibieron una llamada de una persona para que acudiese porque su padre "se había hecho un esguince".

Cuando llegaron, vio "mucha gente y ambulancias" y localizó a su padre que "hablaba mal" y le dijo: "Mercedes está peor". "Me fui acercando y la gente me decía que la habían apuñalado. Cuando llegue al lugar, mi hermana no respiraba y no había más que sangre", ha indicado.

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