El delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Juan Balbín, ha presidido la inauguración del encuentro, celebrado en el Museo Terra Oleum, en Geolit, en el que han participado más de 150 técnicos para explicar a profesionales del sector del olivar y agricultores las ventajas que aporta el manejo adecuado de la plaga teniendo en cuenta los principios de la Gestión Integrada de Plagas (GIP).
Balbín ha hecho hincapié en la importancia de abordar la problemática de la mosca del olivo ante el efecto perjudicial que supone para la calidad del oro líquido. Para su abordaje, ha incidido en el efecto positivo de los tratamientos biológicos que, además, permiten mantener el equilibrio del ecosistema y la biodiversidad. "Constituyen una clara apuesta de los agricultores por un desarrollo sostenible", ha asegurado el delegado, que ha valorado la labor que, en esta línea, se promueve desde ATPI-Olivar.
En la jornada se han analizado nuevos retos para el control de mosca, como pueden ser la utilización de hongos entomopatógenos o la técnica del insecto estéril (TIE), además de los métodos de control químico mediante aplicaciones terrestres y aéreas.
En este sentido, el jefe de Servicio de Sanidad Vegetal de la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera, Ricardo Alarcón, ha destacado durante su ponencia las posibilidades de la aplicación aérea de productos fitosanitarios contra la mosca, una de las herramientas más interesantes para el control de la plaga.
El Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, por el que se establece el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, establece las condiciones que deben darse para poder llevar a cabo dichas aplicaciones aéreas, así como los requisitos necesarios para su autorización. Igualmente, Alarcón ha subrayado la importancia del cumplimiento de todos los requerimientos obligatorios que conllevan los tratamientos aéreos, necesarios para alcanzar los márgenes de seguridad exigidos por la normativa comunitaria y nacional.
En definitiva, se trata de mantener los niveles de la misma por debajo de unos umbrales económicos de daños que no provoquen pérdidas en la cantidad y calidad de la cosecha, tal y como recogen los principios generales de la gestión integrada de plagas.
Actualmente, la provincia jiennense cuenta con 92.548 hectáreas en producción integrada que cumplen con los requisitos de la Gestión Integrada de Plagas.
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