Por ejemplo, aparatos con partes rotas, piezas sueltas que ponen en peligro la estabilidad, sistemas de fijación inadecuados o tornillos que sobresalen. Incluso, pavimentos que no son los adecuados por su dureza.

Son datos de un estudio elaborado en abril por la revista Consumer entre 130 parques españoles. También han inspeccionado 520 aparatos de juego, de los cuales el 61% presentaba buen estado. Lo más deteriorado son las estructuras multijuego y los columpios. El 30% y el 27%, respectivamente, tienen deficiencias graves por ausencia de asientos, cadenas de sujeción o debido al desgaste de las escaleras y rampas.

Una cuarta parte de las atracciones de nuestros parques tienen problemas de mantenimiento. A una de cada cinco le faltaba una mano de pintura. El 11% tenía partes oxidadas y el 3% piezas rotas o sueltas.

El vandalismo, según los autores del estudio, es la causa de buena parte de este deterioro. A esto se une que algunos aparatos se han quedado obsoletos y les faltan revisiones periódicas, que no deben dejarse si se tiene en cuenta que el 13% de los accidentes que sufren los niños españoles de entre uno y cuatro años se producen en áreas de ocio y recreo. A pequeños de entre cinco y 14 años les toca el 9% de los siniestros.

¿Cuándo podemos estar tranquilos?

La normativa europea recomienda que los parques de juego estén a más de 30 metros del tráfico rodado y todo su perímetro quede vallado. Los aparatos tienen que fabricarse con materiales no tóxicos y de ellos no puede sobresalir ninguna arista. Para el suelo, en vez de hormigón y piedra, lo más adecuado es el caucho reciclado y los materiales sintéticos, pues amortiguan los golpes y caídas. Si es de arena, necesita de un constante rellenado, mantenimiento y renovación.