El presidente de Burkina Faso, refugiado en la embajada francesa tras el golpe de Estado

  • El Ejército despliega a su cuerpo de élite para obligar a rendirse a los golpistas.
  • El líder golpista asegura que devolverá el poder y pedirá disculpas a la nación.
  • Desde el pasado jueves, cuando se confirmó el golpe, han muerto diez personas y cerca de un centenar han resultado heridas durante las protestas.
Michel Kafando, presidente de Burkina Faso e Isaac Zida, primer ministro del país.
Michel Kafando, presidente de Burkina Faso e Isaac Zida, primer ministro del país.
EFE
Michel Kafando, presidente de Burkina Faso e Isaac Zida, primer ministro del país.

El presidente de Burkina Faso, Michel Kafando, se encuentra en la Embajada de Francia en Ugadugú, informó el embajador Gilles Thibault a última hora del lunes en su cuenta de Twitter, mientras las tropas del ejército llegaron a la capital para obligar a los golpistas a rendirse.

Kafando había sido detenido el pasado miércoles, al igual que el primer ministro, Isaac Zida, por militares tras un golpe de Estado, y dos días después el gobernante nombrado para dirigir la transición fue confinado en su domicilio. Sin embargo, el primer ministro permanece "bajo arresto".

"Confirmo, con la autorización del presidente Kafando, que está bien en la residencia de Francia", escribió el embajador galo en la cuenta de esa red social, sin hacer más comentarios.

La junta golpista se comprometió el lunes a devolver el poder al Gobierno de transición de Burkina Faso tras un acuerdo auspiciado por mediadores regionales africanos, poco después de que el Ejército ordenara a todas sus tropas marchar hacia la capital para acabar con la sublevación.

Según medios locales, las tropas llegaron la madrugada del martes a la capital sin que hubiera focos de resistencia, mientras los golpistas esperan negociar su rendición.

Después de cinco días de tensión y un principio de acuerdo logrado con la mediación de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), el Ejército de Burkina tomo cartas en la crisis decretando el traslado de todas sus unidades a Ugadugú. El objetivo de esta reagrupación, según un comunicado difundido por los jefes de las Fuerzas Armadas, es desarmar a la Guardia Nacional -facción protagonista del golpe- "sin derramamiento de sangre".

Transición democrática truncada

La cúpula militar instó a los cerca de 1.500 efectivos que componen esta unidad de elite a deponer las armas "inmediatamente" y entregarse a cambio de protección para ellos y para sus familias. La reacción del llamado Consejo Nacional para la Democracia, la autoproclamada autoridad militar liderada por el general Gilbert Diendéré y afín a los intereses del expresidente Blaise Compaoré -derrocado a finales del pasado año por una revuelta popular- no tardó en llegar.

Apenas dos horas después de que se iniciaran los movimientos de tropas en las diferentes provincias del país, el general Dienderé se comprometió a devolver el poder a sus legítimos representantes a través de un acuerdo mediado por la CEDEAO. Este acuerdo comenzó a gestarse el domingo e implica un retraso de las elecciones legislativas y presidenciales del 11 de octubre al 22 de noviembre, como muy tarde, y la eliminación del veto a la candidatura de simpatizantes de Compaoré.

Como muestra de buena voluntad, Diendéré anunció la puesta en libertad del primer ministro, Isaac Zida, retenido desde el pasado miércoles.

En un mensaje televisado, el líder golpista aseguró que pedirá disculpas a la nación y a la comunidad internacional y que trabajará para "la cohesión del Ejército".  Desde el pasado jueves, cuando se confirmó el golpe, han muerto diez personas y cerca de un centenar han resultado heridas durante las protestas, según los medios locales.

El golpe de Estado, el sexto en la historia de Burkina desde que consiguiera su independencia en 1960, ha truncado la transición democrática en este país africano, que en noviembre del pasado año provocó la caída de Compaoré tras 27 años de mandato.

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