Y si a eso le añadimos mi escasa fuerza de voluntad, todos los ingredientes han incidido para que sea más bien redondita... y que tenga que conformarme con ser el objeto de deseo de mi consorte, ¡qué le vamos a hacer! Sólo tengo este cuerpo y juraría que sólo una vida, así que es mejor que me vaya acostumbrando. Es sorprendente cómo después de las vacaciones la publicidad intenta vendernos que si tomas tal o cual pastilla se nos va a quedar un tipín ideal. Un control sobre este tipo de anuncios se hace imprescindible si no quieren que seamos los más tipazos del cementerio. Si quieren adelgazar, vayan al médico, que será el único capaz de ayudarles. Y si no, acuérdense de que los milagros, al menos que yo recuerde, no existen. Cuídense mucho y ¡disfruten, con más o menos kilos, de la vida!