Defensor del Paciente tilda de "ridícula" la indemnización a un diabético que ha quedado incapacitado

Defensor del Paciente ha tildado hoy de "ridícula" la indemnización de 17.000 euros concedida a un paciente diabético que, a causa de una mala práxis en la administración de un fármaco, ha quedado totalmente incapacitado, según informan a Europa Press fuentes de la asociación.

Defensor del Paciente ha tildado hoy de "ridícula" la indemnización de 17.000 euros concedida a un paciente diabético que, a causa de una mala práxis en la administración de un fármaco, ha quedado totalmente incapacitado, según informan a Europa Press fuentes de la asociación.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León condena a la Mutua Fremap tras reconocer la existencia de mala praxis y debido a las graves secuelas derivadas, pese a lo cual estipula 17.000 euros de indemnización que Defensor del Paciente considera insuficiente a tenor del estado de incapacitación absoluta del afectado.

El paciente, David, de 43 años y quien manejaba maquinaria pesada, sufrió el día 15 de marzo de 2011 un accidente laboral por el que fue diagnosticado de lumbalgia, y tratado por la médico de su Mutua con Inzitan, potente antiinflamatorio que contiene corticoides, sin atender los antecedentes del trabajador como diabético.

Y es que en pacientes no diabéticos se recomienda en la ficha técnica del fármaco un único ciclo de Inzitan, mediante la administración de seis ampollas I.M. diarias. Y sólo para el caso de ser necesaria la continuación del tratamiento, realizar un segundo ciclo de otras seis ampollas I.M. a días alternos, tras un periodo de descanso desde el anterior ciclo de al menos seis meses.

Tratándose de pacientes diabéticos, como era el caso de David, el tratamiento habría de administrarse siempre con un estrecho control de la glucemia, para evitar descompensaciones diabéticas, al contener corticoides el fármaco.

Demasiados ciclos

Sin embargo, tal y como recoge la sentencia, la médico de Fremap, obviando el antecedente del paciente así como las advertencias de uso del fármaco, pautó un primer ciclo de seis ampollas diarias e inmediatamente, sin observar el descanso mínimo recomendado de seis meses, un segundo ciclo de otras seis a días alternos.

Todo ello sin realizar control analítico en ninguno de ambos casos, llegando incluso el paciente a iniciar un tercer ciclo inmediatamente a finalizar el segundo, que no llegó a concluir al advertirse una severa descompensación diabética.

Esa descompensación diabética concluyó con la declaración de Incapacidad permanente absoluta del trabajador, debida a la neuropatía desmielinizante diagnosticada, con graves repercusiones a nivel físico, que le impiden desarrollar cualquier tipo de actividad laboral.

De hecho, el afectado requiere hoy insulina inyectada para tratar su diabetes, y no sólo es incapaz de volver a realizar su trabajo sino que la debilidad muscular a que se ha visto abocado por la severa descompensación diabética que sufre le han hecho tributario de una incapacidad permanente en su grado de absoluta.

El fallo, no obstante, no declara probado que la neuropatía diabética que sufre el paciente hoy día tenga su origen exclusivamente en aquel tratamiento incorrecto, admitiendo la posibilidad de que pueda tener también su origen en las complicaciones tardías asociadas a la diabetes de base del paciente, que no pueden descartarse.

Y ello a pesar de existir informe clínico de la médico de cabecera del paciente, facultativo que controla la diabetes de David periódicamente y desde su diagnóstico, que certifica que hasta el tratamiento con Inzitan el paciente tenía controlada su enfermedad con antidiabéticos orales, sin necesidad de administración de insulina, que ahora sí precisa, y sin afectación ninguna a nivel físico.

Así pues, al considerar que no puede descartarse otro origen distinto que coadyuvara a la aparición de la neuropatía que padece el paciente, limita la indemnización a 17.000 euros, cantidad, en opinión de la asociación, claramente insuficiente debido a las secuelas sufridas en todos sus órdenes: laboral, familiar, social...etc.

"Me han arruinado la vida a un coste ridículo", se queja indignado David, que actualmente no siente el frío ni el calor en las extremidades. "Antes trabajaba manejando maquinaria pesada que requiere una gran precisión; ahora apenas tengo coordinación en piernas y brazos", lamenta.

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