Del 7 de Ventorrillo, no las moverán

  • Un grupo de ancianas se resiste a abandonar la corrala donde viven.
  • Una empresa les notificó que su vivienda estaba en ruinas.
  • Ellas creen que se trata de una operación lucrativa.

"Con las abuelas del 7 de Ventorrillo no puede nadie". Con esta frase se resume el espíritu de un grupo de ancianas que han decidido plantar cara a la promotora inmobiliaria Sistema 23 después de que ésta notificara a los inquilinos de dicha corrala, en pleno barrio de Embajadores, que deben abandonar sus casas.

"De aquí sólo me voy al cementerio"

Luisa Martín, de 82 años de edad, aterrizó en el 7 de la calle Ventorrillo en plena Guerra Civil, allá por el año 1937. Desde la puerta de su casa, explicó lo que significa para ella este edificio. "Aquí han nacido mis hijos, han muerto mis padres y han vivido sobrinos y hermanos. Yo de aquí no me voy más que al cementerio", asegura.

A Luisa le notificaron que su casa estaba en ruinas y debía abandonarla, pero se resiste a ello

Hace un tiempo recibió una notificación en la que se le informaba de que debía abandonar su casa ya que estaba en ruinas. Mientras cuenta esto, invita al que sea a entrar a su casa para que compruebe si ésta "tiene grietas o no".

A cambio de abandonar el lugar en el que nació, se crió y actualmente envejece en compañía de sus vecinos de toda la vida, sostiene que no se le ha ofrecido nada, aunque es consciente de que otros inquilinos sí han tenido ofertas y que incluso algunos las han aceptado a cambio de mudarse.

Cuando un trabajador de la empresa Sistema 23 se presentó en la corrala e intentó convencerla de que lo mejor era que se fuera y que se trasladara al piso de sus hijos o a una residencia, Luisa tuvo que contener sus sentimientos. "Casi le pego", recuerda.

"No quiero dar guerra a mis hijos"

Esta misma táctica fue usada con su vecina Adelaida Salas, de 78 años de edad. "Tengo dos hijos pero no les quiero dar guerra. Quiero que vivan su vida y no sé por qué tienen que aguantarme a mí y yo a ellos", indica.

A pesar de que a ella no le ha llegado la notificación de que debe abandonar su casa, se teme lo peor, pues supone que también va a seguir el camino de sus amigas. En su opinión, detrás de toda esta operación hay un interés lucrativo y se preocupa cuando piensa en que ella no puede hacer frente a una subida del alquiler, ya que tiene que vivir con la cantidad que percibe de su pensión de viudedad.

Además, Adelaida destaca lo unidas que están todas y todos los inquilinos de la corrala y sostiene que han sido "como una familia" en la que si a alguien "le hacía falta una cosa, antes de que la pidiera, ya se lo estaban dando".

Exigen al Gobierno que actúe

Por su parte, Angela Guallart reclama tanto al Gobierno español como al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid que "demuestren" eso que se dice acerca de que los niños y los mayores son los primeros. "Hemos pasado hambre, frío, guerra y posguerra y ahora no hay un gobierno que diga ´no se pasen con las personas mayores´. Que alguien dé la cara y les paren los pies", asegura.

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