El Instagram de Megan Fay (80.000 seguidores) triunfa por la belleza de lo normal, y es que su perfil no se parece al de sus compañeras de profesión.

La modelo de 21 años con residencia en Los Ángeles, California, muy activa en las redes sociales, vende una imagen digital con gestos poco frecuentes en el narcisismo que impregna la industria de la moda. Uno de sus posts preferidos es el enfoque de su rostro desde abajo forzando papada.

Fotos naturales que huyen del maquillaje y los filtros, imágenes con la cara lavada creando muecas, capturas nada más despertarse y selfies con las poses que menos la favorecen son el mensaje que ha elegido Fay para ser, al menos en Internet, la top que se desmarca, la top que se afea.

Alejada de perfiles digitales estudiadamente estupendos como los de Miranda Kerr, Irina Shayk o Gisele Bundchen, la atípica top comparte con sus seguidores momentos de su vida que la humanizan como maniquí y rompe una lanza en favor de los pequeños placeres de la vida, como la buena comida.

Todo ello revestido de un humor que le ayuda a ironizar sobre los cánones estéticos actuales, en los que no cree. El sarcasmo de Fay es una constante para reírse de sí misma en cada foto, y en consecuencia, también de las exigencias de la industria.

Tal vez responda a que su entrada al mundo de las pasarelas no fue por la puerta grande, ya que esta joven, hoy imagen de la firma American Apparel, comenzó en la marca como dependienta en una de sus tiendas. Más tarde recibió la oferta de posar para los catálogos de la firma.