El gobierno de Ada Colau ha retirado este jueves el busto del rey Juan Carlos I de la sala de plenos del Ayuntamiento de Barcelona, según ha anunciado el primer teniente de alcalde del consistorio, Gerardo Pisarello.

La ley solo obliga a tener una efigie del jefe del Estado vigente pero Juan Carlos I dejó de ser rey hace más de un año y el equipo municipal ha decidido aprovechar el vacío legal para retirar el busto y resolver esta situación "anómala". Además, podrían no colocar un busto de Felipe VI sino una simple imagen.

Ahora, realizará un estudio técnico para determinar si hay una sobrerrepresentación de la monarquía tanto en el consistorio como en el resto de la ciudad en el marco de un Plan de Actuación Memorial, en el que se escuchará a entidades memoriales y ciudadanas.

El Ayuntamiento planea revisar las plazas y calles con nombres de la realeza así como del franquismo. Más allá de algunas placas con el yugo y las flechas en algunos edificios, en Barcelona quedan pocos vestigios en comparación con otras ciudades españolas.

Sin embargo, todavía existe la calle Ramiro Maetzu, en la montaña de Montjuïc. También quieren dotar de contenido la plaza del Lápiz, situada en la confluencia del paseo de Gracia y la Diagonal, donde hace unos años el ayuntamiento se limitó a retirar la estatua de la Victoria.

El equipo de Colau quiere ir más allá y revisar el nomenclátor y la simbología relacionada con de personas contrarias a los derechos humanos, como el esclavista Antonio López, marqués de Comillas, que tiene una plaza con su nombre al final de la Via Laietana.