Granada no tiene ni una cama de hospital para menores depresivos

  • Si precisan ingreso, lo hacen en pediatría o en un sanatorio especializado para adultos.
  • Unos 1.700 niños granadinos de 6 a 14 años sufren depresión infantil y casi la mitad está sin tratar.

La depresión, el mal del siglo xxi, no sólo ataca a los adultos. En Granada hay unos 1.700 niños de entre 6 y 14 años que sufren este mal, es decir, el 2% de ese grupo de población. Sin embargo, en nuestra provincia no existe ni una sola cama de hospital en la que poder ingresar a los menores con esta afección. Otras provincias, como Sevilla, Jaén o Almería sí las tienen.

Según explica el jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Virgen de las Nieves, Antonio Higueras, cuando estos niños precisan hospitalización, terminan en pediatría o en un centro especializado en problemas mentales para adultos. «Ambos sitios son totalmente inadecuados para este tipo de pacientes, que lo que necesitan son talleres y actividades en grupo», explica Higueras.

Y aunque en los últimos años la sensibilidad ante estas enfermedades es mucho mayor, según este especialista, se calcula que casi la mitad de los niños y adolescentes que sufren esta dolencia no tienen diagnóstico y por tanto, tratamiento.

Adolescentes y drogas

A medida que se cumplen años, la probabilidad de sufrir depresión aumenta. En Granada hay unos 2.200 jóvenes de 15 a 18 años que padecen estos trastornos, y muchos presentan una característica común: el consumo de alcohol y otras drogas.

Tres de cada cuatro jóvenes que reciben ayuda por adicciones comenzaron a consumir porque sufrían una depresión
«Tres de cada cuatro jóvenes que reciben ayuda por adicciones
comenzaron a consumir porque sufrían una depresión, pero eso se descubre luego», asegura Higueras. En estas edades tempranas la depresión afecta más a varones, una realidad que
cambia en la etapa adulta.

Reacción ante una pérdida

En muchas ocasiones, las depresiones infantiles vienen motivadas por una pérdida. Ésta puede ser real o simbólica, como por ejemplo, la separación de sus padres.

Según el doctor Antonio Higueras, el problema es que los menores tienen una gran capacidad para distorsionar la realidad.

El resultado es que en un gran número de casos, los niños terminan sintiéndose culpables por la ruptura de la familia. Piensan que no estudiaban lo suficiente o que sus padres se peleaban por su culpa.

5 consejos para...

Detectar la depresión

1 Dormir mucho. Muchos padres, simplemente, creen que sus hijos son perezosos. Cuando el niño duerme mucho o, al contrario, lo hace muy poco, se está ante un síntoma depresivo.

2 Rechazar el juego. Si el niño no quiere jugar y mantiene un comportamiento apático ante sus hermanos o amigos a la hora de jugar, hay que averiguar la causa. No tiene por qué ser un síntoma de un principio de depresión, pero es uno de los indicios más frecuentes.

3 Irritabilidad y autolesiones. Los padres deben sopesar que su hijo puede estar pasando por una depresión cuando se irrite con demasiada frecuencia, mantenga un comportamiento irascible u observen síntomas de autolesión, como arañazos o arrancarse el cabello.

4 Conductas regresivas. A veces, los niños vuelven a orinarse en la cama cuando ya habían superado esa fase. Tampoco controlan sus esfínteres y tienen que volver a usar pañales por las noches. Si además pierden las ganas de comer y hay que volver a darles la comida, los padres están ante conductas regresivas que pueden ser motivadas por una depresión.

5 Síntomas duraderos. Los síntomas propios de la depresión infantil deben prolongarse al menos durante diez días. Hay que dar tiempo a los niños para que superen sus altibajos. No se debe abusar del paternalismo y alarmarse a la más mínima.

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