[Sitges 2014] Invitados e intrusos

[Sitges 2014] La importancia de las colas
[Sitges 2014] La importancia de las colas
[Sitges 2014] La importancia de las colas

¿De qué se habla en Sitges? De la tormenta que borró esta madrugada cualquier señal de la marcha zombie que recorrió las calles de Sitges. Por suerte, para el segundo pase, el cielo ya se había abierto y la lluvia quedaba fuera del perímetro del festival, que no tiene acreditación y nadie la ha invitado. En las colas una palabra va de boca en boca: zombeavers, o lo que es lo mismo comadrejas que se comportan como muertos vivientes. La película de mismo título que las ha presentado en sociedad es tan mala como Piranha 3D, pero la ocurrencia ha calado.

¿Qué has visto? Más películas de las que recomendaría un especialista. Empecé a las 8:30 con La distancia, segunda película de Sergio Caballero, probablemente la peor película imaginable para una sesión tan tempranera. Muchos se la han despachado diciendo que este robo metafísico planificado por un escapista, ejecutado por una banda de actores con acondroplasia y dominado por unas voces en off (y ruso) es una chorrada como un piano; yo no me atrevo a decir tanto, prefiero pensar que es una película demasiado inteligente y que sus bondades se me escapan.

Orígenes la traía vista de casa hace unos días y ojalá me hubiera tocado hablar de ella entonces, porque a medida que pasa el tiempo más se me va deshinchando este ci-fi intelectual new age de Mike Cahill, con Michael Pitt, Astrid Bergès-Frisbey y Britt Marling. Por momentos bordea los principios de la cienciología, estirando casualidades cogidas por los pelos y pervirtiendo hallazgos de laboratorio para rascar de un modo algo superficial lo espiritual.

Lo de The Midnight After me cuesta explicarlo porque han pasado unas horas y ya casi lo he olvidado. A ver, un montón de hongkoneses se meten de madrugada en un minibus que parece el avión de Perdidos. Pestañean, atraviesan un tunel y se convierten en los únicos supervivientes del ¿país? ¿planeta? ¿universo? Ah, bueno, también resulta que han viajado en el tiempo. Y que algunos de ellos se convierten en zombis. Y que ocultan secretos que irán revelando a modo de catarsis. ¿Suena confuso? Pues esa sensación durante dos horas. Habrá que esperar para comprobar si es la peor película del festival, pero está muy bien colocada.

Tres películas de género, sin coartadas para listos, afortunadamente acudieron al rescate. De la flojita Montana –El castigador sigue el método de León el profesional para enseñar a un chaval de Attack the Block a sobrevivir en los bajos fondos londinenses de Guy Ritchie– se agradece que no engañe a nadie a pesar de que estrenarse en cines le quede grande. Dead Snow 2: Red vs. Dead continúa a lo Raimi lo mostrado en Zombis Nazis, es decir, sale de la cabaña y amplía las dimensiones de la película con incorporaciones absurdas y mucha chaladura. Vamos, lo que demanda el público del festival. Y para el final me dejo The Guest, con la que Adam Wingard, el responsable de la estupenda Tú eres el siguiente, ha fundido Drive y El sustituto con una desvergüenza maravillosa. Es genuinamente ochentera, con todas esas escenas que has visto mil y una veces en películas del palo "un extraño entre nosotros" –de D.A.R.Y.L. a La mano que mece la cuna, póngase todo lo que hay entre medias– y un protagonista dispuesto a inmolarse ante sus colegas de profesión con tal de que no echemos en falta ni una sola sonrisita perversa, arranque vengador o chasquido de huesos. Bravo por Dan Stevens, el actor que más aplausos ha arrancado hoy en el Auditori del Meliá.

¿Con quién has hablado? Disfruté de una noche de Cine Basura de la mano de Paco Fox y José Viruete, nuestro crítico de mierda, acompañados para la ocasión por el dibujante, editor y cineasta Manuel Bartual, que sigue de gira con esa maravilla de película llamada Todos tus secretos. La película que proyectaron era una barrabasada italiana rodada en Filipinas de título Zombi 3, pero eso era lo de menos, porque allí todos estábamos en la Sala Tramuntana para escuchar las procacidades y ocurrencias de estos cracks. Al día siguiente, por la mañana y en una de las terrazas del Meliá, tomé el primer refresco de la mañana con Astrid Bergès-Frisbey, una actriz que te puede hablar en castellano, catalán, inglés, francés y ahora italiano sin inmutarse. Comprobado, sus ojos en director impresionan incluso más que en Orígenes.

¿Qué has comido? Sigo con la idea de desayunar fuertecito y aguantar hasta la cena, pero esta vez no ha sido posible más que hincarse un par de bocadillos de pernil en sucesivas colas del Cine Retiro. De postre, una bolsa mini de simpáticos cacahuetes chocolateado.

¿Qué vas a ver mañana? Ya he pagado la novatada y he aprendido a sacar entradas para el día siguiente más allá de los pases de prensa. Si todo va en orden, empezaré viendo '71 a las 8:30 de la mañana y recogeré bien entrada la madrugada después de disfrutar de Electric Boogaloo, el documental sobre el estudio de serie B Cannon, responsable de algunos de tus títulos favoritos de la era del videoclub.

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