La cultura friki dará nombre a las montañas, valles y cráteres de Plutón y sus cinco satélites

  • Con motivo de la misión 'New Horizons', que está enviando información e imágenes de Plutón, se ha comenzado a hablar de la nomenclatura.
  • Los responsables de la misión han propuesto una larga lista de nombres para los accidentes geográficos del planeta enano y sus satélites.
  • La lista de nombres es variada y muy friki: Cthulhu, Tardis, Skywalker, Vulcano, Macross, Nostromo, Tezuka, Mordor, Spock....
Recreación artística de la cara nocturna de Plutón, iluminada por su luna Caronte.
Recreación artística de la cara nocturna de Plutón, iluminada por su luna Caronte.
NASA
Recreación artística de la cara nocturna de Plutón, iluminada por su luna Caronte.

La curiosidad del ser humano por los cuerpos celestes no es algo reciente. Desde los albores de la humanidad, hombres y mujeres han contemplado el cielo tratando de averiguar los misterios de esas pequeñas luces que cuelgan incandescentes de la noche oscura.

En la Antigüedad, los griegos y los romanos observaban los astros con fascinación e interés. Descubrieron cinco planetas, los que se podían ver a simple vista desde la Tierra, y los hijos de Roma decidieron darles los nombres de sus deidades: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. En el siglo XVII, gracias a Galileo Galilei y su telescopio, comenzó una nueva era para la astronomía. Se descubrieron multitud de nuevas lunas y tres nuevos planetas y sus descubridores optaron por manterner la mitología grecolatina como principal referente para la denominación de los astros (los dioses Neptuno, Urano y Plutón completaron el panteón del Sistema Solar).

Sin embargo, no tardaron en surgir alternativas. Las hordas de criaturas mitológicas que poblaban nuestra galaxia comenzaron a recibir vecinos con nombres de personajes de obras de Shakespeare, de dioses de otras culturas e incluso de personalidades vinculadas a la ciencia. Por ejemplo, el cráter de Mimas, una luna de Saturno que recuerda a la Estrella de la Muerte, se llama Herschel en honor al astrónomo que descubrió Urano así como muchos otros cuerpos celestes, incluida esta luna.

Ahora, gracias a la misión de la sonda New Horizons, que está enviando información e imágenes únicas del pequeño y distante Plutón (degradado a planeta enano en 2006), los humanos tenemos la oportunidad de seguir expandiendo nuestra cultura por el universo. El planeta y sus satélites ya tienen nombres. Forman un grupo con vínculo mitológico, como manda la tradición astronómica. Son Plutón, el equivalente romano del griego Hades, dios del inframundo, Caronte (barquero del reino de los muertos), Nix (diosa de la noche y madre de Caronte), Hidra (monstruo de múltiples cabezas que protegía una de las entradas al Hades), Cerbero (el perro tricéfalo guardián) y Estigia (el río y la laguna del inframundo). Ahora hay que bautizar a los accidentes geográficos que se descubran tanto en el planetoide como en sus lunas.

Es aquí donde Shakespeare y la mitología grecolatina quedarán a un lado, ya que la plataforma Our Pluto, el equipo que gestiona la misión New Horizons, ha enviado a la Unión Astronómica Internacional o IAU (organismo responsable de la designación de los objetos del Sistema Solar), una lista de nombres más modernos e incluso frikis vinculados a multitud de libros, películas y series de televisión como Star Wars, Star Trek y El señor de los anillos.

La IAU, cuyo comité para la nomenclatura del sistema planetario lleva ejerciendo esta función desde la fundación del organismo, en 1973, valorará este amplio listado de propuestas para dar nombre a los valles, montañas, cráteres y demás accidentes geográficos que se descubran estos días. En concreto, han dividido las sugerencias en diez categorías diferentes, seis para Plutón y cuatro para Caronte.

Decenas de nombres

Los nombres propuestos para las zonas del planeta enano se dividen en tres categorías relacionadas con la exploración espacial (Misiones y naves espaciales, Científicos e ingenieros y Exploradores históricos) y tres de carácter mitológico vinculadas con el Hades (Seres del inframundo, Localizaciones del inframundo y Viajeros que visitaron el inframundo). Las categorías de Caronte son mucho más originales y están relacionadas con la cultura popular moderna: Exploradores y viajeros ficticios, Orígenes y destinos de ficción, Naves de ficción y Autores, artistas y directores que han incentivado la exploración.

Este amplio listado incluye desde nombres ligados a la ciencia y el espacio como Sputnik, Challenger, Columbia o Cousteau, en honor al famoso explorador marino francés, a referencias más llamativas. Entre los muchos nombres propuestos se encuentran Cthulhu (criatura monstruosa imaginada por el escritor H.P. Lovecraft), Anubis (dios egipcio vinculado a la muerte), Virgilio (guía de Dante por el Infierno en la Divina comedia), Nemo (capitán del Nautilus en Veinte mil leguas de viaje submarino), Alicia (por la pequeña que viajo al país de las maravillas), Dorothy (protagonista de El mago de Oz), Krypton (planeta natal de Superman), Tardis (la máquina del tiempo de Doctor Who), Nostromo (la nave de Alien), Macross (nave del anime japonés homónimo), Galactica (nave de la serie Battlestar Galactica)...

También se han propuesto nombres de numerosos autores como D. Adams (autor de La guía del autoestopista galáctico), Lem (Solaris), ClarkeKubrik (2001: Una odisea del espacio), Carroll (Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas), Tezuka (dibujante y animador considerado uno de los "padres del manga", creador de Astro Boy)... Las sagas más repetidas en la lista son Star Wars (Skywalker, Leia, Solo, Vader, Hoth y Tatooine), Star Trek (Kirk, Spock, Uhura, Sulu y Vulcano) y El señor de los anillos (Balrog, Mordor, La Comarca, Smaug y Morgoth).

Los satélites menores cuentan con su propia lista de sugerencias. Para Estigia se proponen nombres de dioses de los ríos; para Nix, deidades de la noche; para Cerebero, nombres de perros famosos (Laika, Totó...); y para Hidra, serpientes y dragones legendarios.

El listado es el resultado de un proceso en el que ha podido participar todo aquel que haya querido, tanto votando entre varias opciones como haciendo sugerencias. Además, de forma habitual, cualquiera puede proponer nombres para nuevos cuerpos celestes bien enviando sugerencias individuales a iaupublic@iap.fr o mediante campañas públicas de nombramiento.

Shakespeare se instala en la galaxia

Durante siglos, se mantuvo la tradición de nombrar a los planetas y sus satélites estableciendo vínculos mitológicos. De este modo, los dos satélites de Marte, el dios de la guerra, llevan el nombre de los hijos de este, Deimos y Fobos, personificaciones del miedo y el terror. Muchos de los numerosos satélites de Júpiter (el equivalente romano de Zeus) llevan el nombre de sus amantes (Io, Europa, Ganímedes, Calisto, Leda...). Entre ellos se ha colado Amaltea, la ninfa o la cabra que lo amamantó cuando era un bebé.

Los satélites de Saturno, el titán padre de los dioses, llevan el nombre de gigantes y titanes mientras que los satélites de Neptuno tienen nombres vinculados con las divinidades y criaturas del mar (Tritón, Proteo, Nereida, Neso...).

La excepción llegó con Urano, un dios primordial personificador del cielo. Sus satélites fueron descubiertos por el británico John Herschel, hijo de William, el descubridor del planeta. Por aquel entonces no existía ningún organismo unificador como la Unión Astronómica Internacional, así que cada descubridor usaba los nombres que quería. Herschel desechó la idea de seguir usando referencias de la mitología griega y nombró a los dos primeros satélites de Urano como Oberón y Titania, rey y reina de las hadas en la obra de William Shakespeare El sueño de una noche de verano. Según el astrónomo, era lógico que el dios del cielo estuviese asistido por espíritus del aire.

Con el tiempo, los personajes del célebre escritor británico han invadido Urano. Entre sus 27 satélites conocidos se encuentran Miranda, Desdémona, Julieta, Ofelia, Puck, Cordelia...

Xena, princesa guerrera de las estrellas

Hubo un tiempo en el que el Sistema Solar contaba con un planeta enano que homenajeaba a la televisiva Xena. Fue en enero de 2005, cuando un equipo de investigadores descubrió un nuevo cuerpo celeste gracias a una serie de imágenes tomadas un par de años antes. De forma extraoficial, los descubridores bautizaron al nuevo planetoide como Xena y a su satélite como Gabrielle, protagonistas de la exitosa serie de los 90 producida por Sam Raimi.

Esta denominación se popularizó, pero cuando llegó la hora de ponerle un nombre oficial a los astros, los científicos recurrieron a la tradición y propusieron Eris, nombre griego de la latina Discordia, deidad que dio inicio a la famosa guerra de Troya. La Unión Astronómica Internacional aceptó este nombre de forma casi unánime. Su satélite fue nombrado como Disnomia, la hija de la Discordia. Esta elección era, además de lógica, un guiño al nombre no oficial del planeta enano, ya que tanto Eris como Disnomia son divinidades que representan el caos, la ilegalidad y el desorden civil, y el nombre de la actriz que interpretaba a Xena es Lucy Lawless, apellido que significa "sin ley" o "en estado de anarquía".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento