Muchas son las carencias que desde hace años poseen las barriadas rurales de El Mojo y Baldío de Gallardo, unos problemas que no hacen más que poner en evidencia que estas zonas han sido olvidadas por las administraciones.

Unas 400 personas habitan en este pequeño rincón jerezano. Entre ellas se encuentra Susana Sánchez, presidenta del colectivo de mujeres de la zona, que lleva años batallando para que las "cosas aquí mejoren algún día".

Entre todos los problemas existentes el más complejo es el hecho de que "tanto El Mojo como Baldío Gallardo son ilegales. Desde hace años los vecinos estamos haciendo todo lo posible para que la Junta de Andalucía realice la desafectación de la cañada que pasa por esta zona y se pueda iniciar todo el proceso de legalización", según explicó Susana Sánchez, la presidenta de la asociación de mujeres.

Además de ello, en la zona no existe ni asfaltado, ni acerado, ni alumbrado público –sólo hay nueve farolas en El Mojo–, los contenedores de basura se sitúan a kilómetro y medio cada uno, no llega el transporte público, no existe cartero destinado a ese área y un largo etcétera.

"Yo no sé quién tiene la culpa de que estemos así desde hace 25 años", se lamenta la representante vecinal. Y es que a pesar de que hace escasos días el delegado de Alcaldía, Diego Sánchez se reuniera con responsables municipales para tratar todas las carencias de estas barriadas rurales, "de momento todo sigue igual".

La dejadez es tal que la reparación de la corredera principal de El Mojo se realizó hace unos siete años "y la Junta multó al Ayuntamiento. Al ser esto una barriada ilegal no pueden acometer obras y desde entonces nadie se ha atrevido a ejecutar mejoras".

Asimismo, y en comparación con otros zonas rurales, para los habitantes de El Mojo y Baldío Gallardo es todo un lujo poder disponer de agua corriente y la luz eléctrica. En concreto, el agua llegó a la zona hace un año "a través de unas ayudas europeas". A pesar de ello, "aún hay cinco familias que no tienen nada de eso. Sus viviendas se encuentran situadas a 500 metros escasos de la última casa que tiene este servicio. A ellos se les ha excluido de las barriadas, las instituciones públicas dicen que no forman parte de El Mojo", explica la representante.

"No tenemos líneas telefónicas –funcionan a través de ondas– y no hay cartero. Así que cada 15 días el delegado de Alcaldía se desplaza hasta Jerez para poder coger la correspondencia y repartirla a los vecinos", afirma la presidenta de la asociación de mujeres.

Y una larga lista que los residentes esperan pacientemente a que se reduzca de forma drástica y que a través de los ojos de Susana cobran un significado especial ya que "siempre he vivido en esta zona y cada vez que observo mi alrededor y veo lo que pasa, entiendo menos por qué se nos ha abandonado".