En otras ocasiones se culpó de la polución pequinesa a las estufas de carbón de la ciudad, las tormentas de arena de los desiertos mongoles o las fábricas de las afueras, pero esta vez se apunta a los campesinos que cultivan cereales en las afueras de Pekín, según informaron hoy los medios estatales.
Inspectores "anti-humo"
Ante los elevados niveles de polución en la ciudad (una de las más contaminadas del mundo), las autoridades han prohibido a los agricultores que quemen más rastrojos, aunque muchos se saltan la prohibición y otros los queman en Hebei, provincia que rodea a Pekín, donde no se aplica la normativa.
Inspectores "anti-humo" están intentando aplicar la normativa de forma estricta en las zonas rurales, e incluso en algunos lugares se ha prohibido fumar en la calle, con riesgo de fuertes multas.
Los agricultores defienden su actitud y aseguran que los gobiernos locales les ordenan que la paja de los campos cosechados no mida más de 10 centímetros de altura, por lo que no les queda más remedio que quemarla una vez recolectado el trigo y otros cereales.
Argumentos a favor
"Si quemamos rastrojo nos multan con 50 yuanes (unos 5 euros), pero somos más los agricultores que los responsables del ayuntamiento, no nos pueden detener", declaró un campesino al "Diario de la Juventud de Pekín".
"Si no lo quemo yo, temo que los niños lo hagan, sin control, y haya grandes incendios", declaró otro campesino.
Muchos agricultores confesaron que ignoraban que sus hogueras hubieran sumido a la ciudad de Pekín (a decenas de kilómetros de donde ellos viven) en una permanente niebla de humo.
China es el mayor emisor mundial de dióxido de carbono , principal gas causante del calentamiento global, según un informe divulgado esta semana por las autoridades medioambientales holandesas.
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