Tony Blair: "Estoy preparado para hundir el acuerdo de la Cumbre"

Open Europe' ha colocado varias fotos a tamaño real para protestar para ante la negativa de que los ciudadanos opinen en referéndum (EFE/Oliver Weiken)
Open Europe' ha colocado varias fotos a tamaño real para protestar para ante la negativa de que los ciudadanos opinen en referéndum (EFE/Oliver Weiken)
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Open Europe' ha colocado varias fotos a tamaño real para protestar para ante la negativa de que los ciudadanos opinen en referéndum (EFE/Oliver Weiken)

Los mandatarios de la UE empiezan una cumbre en la que se pretende decidir un nuevo tratado que sustituya a la fracasa Constitución.

La canciller alemana, Ángela Merkel, en calidad de presidente de turno de la UE, va a presentar un documento inicial de 11 páginas que que elimina los elementos que daban al tratado su carácter "constitucional" (como el nombre o los símbolos de la Europa unida), pero en cambio mantiene la mayoría de los puntos que sobre reforma institucional incluidos en el texto acordado en 2004.

Dos países han planteado objeciones antes de la cumbre: Polonia, que quiere un peso mayor en las votaciones, y Reino Unido, que busca garantías para que las futuras legislaciones europeas no afecten a su territorio, además de querer reducir las competencias de la UE y su representante, en política exterior.

Última cumbre de Blair

"Estoy preparado para hundir el acuerdo de la Cumbre", declaraba Blair al periódico de The Times; esta será la última cumbre en la que participará como primer ministro británico.

En esas declaraciones, Blair asegura que habla todos los días con Gordon Brown, su sucesor: "No voy a dejarle en una posición en la que herede algo con lo que no está contento".

No voy a dejarle en una posición en la que herede algo con lo que no está contento
El Reino Unido
quiere reducir competencias europeas en materia de política exterior, para que no afecte a su propia política nacional: "No vamos a estar de acuerdo con algo que desplace a la política exterior británica y a nuestro ministerio de Asuntos Exteriores", asegura el Blair en el citado medio.

Además, Blair quiere que se incluya una clausula especial en el tratado por el cual las leyes británicas no se verán alteradas ni suplantadas por los derechos del tratado.

A su llegada a Bruselas, Blair insistió en las líneas rojas de su país y ha vaticinado unas negociaciones muy duras: "Esta puede ser una negociación muy dura. Hemos fijado cuatro áreas en las que queremos cambios significativos y queremos ver esos cambios. Debe hacerse", ha sentenciado.

La postura de Polonia

Polonia quiere modificar la definición de la doble mayoría para moderar el peso de Alemania, y tener más votos dentro de las instituciones europeas.

Para el primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, aseguró en una entrevista que Polonia tiene que ser compensada por

los seis millones de polacos muertos durante la Segunda Guerra Mundial.

En una entrevista publicada hoy por el diario "Rzeczypospolita", Kaczynski señaló que, aunque ya se ha conseguido un cierto avance, el punto en que se encuentran las negociaciones sigue siendo insatisfactorio.

"No obstante, pienso que existe la posibilidad de que nuestros postulados sean comprendidos y si no lo fuesen tendríamos que sacar las conclusiones pertinentes, porque no nos quedará otra opción", constató el jefe de Gobierno, dejando así nuevamente abierta la opción del veto.

La postura de España

El secretario de Estado español para Asuntos Europeos, Alberto Navarro, advirtió que si los británicos se niegan al cargo del ministro de exteriores (que ocupa el español Javier Solana), ellos rechazarán el del nuevo presidente de la UE durante dos años y medio, un puesto que se ha dicho podría ocupar Blair.

El presidente del Gobierno,

José Luis Rodríguez Zapatero, tiene la intención de ser flexible en la negociación, pero rechazará que se desvirtúe la esencia de la frustrada Constitución comunitaria.

Tras las entrevistas que mantuvo la pasada semana con sus homólogos alemán y polaco, Ángela Merkel y Jaroslaw Kaczynski, respectivamente, el presidente del Gobierno ya reconoció que se presenta "muy difícil" lograr un acuerdo, pero mantuvo el optimismo de conseguir "el Tratado posible" aunque no sea "el ideal".

España mantiene la defensa de la esencia del texto constitucional aprobado en referéndum y, en las últimas horas, ha enviado una serie de mensajes advirtiendo de los límites de su flexibilidad.

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