El realismo seduce al 'tattoo'

  • Más de 150 expositores participan este fin de semana en la Madrid Tattoo Convention, en el marco del festival Mulafest.
  • Tras años de motivos tribales, entre las tendencias del arte sobre la piel prima el realismo y los retratos, que conviven con la 'old school'.
  • Entre las novedades, la aproximación cada vez más fuerte a lo pictórico; y un público cada vez más mayor.
María Lasa y Óskar Koner, del estudio Raijin Tattoo, en la convención de tatuajes que organiza el Mulafest.
María Lasa y Óskar Koner, del estudio Raijin Tattoo, en la convención de tatuajes que organiza el Mulafest.
JORGE PARÍS
María Lasa y Óskar Koner, del estudio Raijin Tattoo, en la convención de tatuajes que organiza el Mulafest.

Óskar, de 29 años, abre los brazos facilitando un recorrido por su epidermis, un museo libre y elástico en el que el arte ha tapizado poros, nudillos, tibias y empeines. También el cuello, donde un ser verdoso de lengua bífida vive acurrucado al calor de la yugular. Solo sus antebrazos contienen una enciclopedia completa de la maestría de grabar la piel: "Este tatuaje es de estilo japonés moderno. Este otro es new school (influenciado por el cómic, con colores vivos); ahí hay inspiración del graffiti; al lado, uno de old school (los tradicionales que se asocian a los marines, con líneas gruesas, trazos limpios y colores saturados que habitúan a mostrar motivos marineros o pin ups); esto es lettering (letras)...".   La tendencia que ahora arrasa, sin embargo, espera en el peroné: la imagen de una mano que sostiene una máquina de tatuar ("es la mía", indica Óscar), ejecutada con un realismo fotográfico.

"Hoy verás muchos realismos por aquí", explica María, su jefa, que regenta el estudio Raijin Tattoo en Aretxabaleta (Guipúzcoa) y que este fin de semana se encuentra, junto con Óscar, en la Madrid Tattoo Convention del Festival Mulafest.  Un estilo que supone un soplo de aire fresco para los artistas de esta disciplina frente a la esclavitud de modas pasadas como la de los dibujos tribales o los diseños básicos que habitúan a solicitar esos clientes ocasionales que buscan un detalle para estar a la moda (y entre los que hoy siguen primando tatuajes de pequeño tamaño que representan pájaros, plumas, mariposas, huellas de perro o el símbolo matemático de infinito, explican).

Susana, de 28 años y responsable del estudio sevillano Tatau, también se muestra aliviada por ese giro que permite poner a prueba una mayor creatividad en cada trabajo.  "Los diseños son más complejos y abiertos".  ¿Lo más demandado? "Animales y muchísimos retratos". Entre estos últimos, predominan las de familiares: el rostro de la abuela, la madre, el padre... "Más aún si han fallecido. Hay una parte sentimental y bonita en todo esto", indica.

Junto a los parientes que hoy miran desde bíceps y escotes, la misma técnica retratista sirve para homenajear a celebridades e iconos de las series televisivas, la música o el cine (Marilyn Monroe, aquí, es una de las favoritas). Al fin y al cabo, los tatuajes, como la ropa, "expresan tu estilo de vida y tus gustos", incide Mónica, una leridana de 36 años que pasea junto con su bebé por la muestra y cuya afición por las películas de terror y lo oscuro han barnizado sus brazos de semblantes lívidos y espectrales.

Más allá, Teo, del Estudio Teo 256 de Palma de Mallorca, rompe barreras con otras disciplinas, dando cuenta de todo lo que este sector puede aún avanzar. "Tengo un proyecto llamado Fine Art on Skin en el que trabajo con dibujantes para adaptar sus obras a los tatuajes", explica. En su stand en el Mulafest, hay diseños realizados con técnica puntillista u otros que emulan el acabado de la acuarela, esquivando las saturaciones típicas del mundo del tattoo. Y que han logrado parar en seco a Ana Cristina, 29 años, cuyo cuerpo está recorrido por 13 tatuajes que delatan su pasión por los animales, la historia, los aviones, así como la huella que dejó una ruptura sentimental. "Son superbonitos", comenta.

Más pasos en el sector: "La gente ha perdido el miedo a la explosión de color y los tamaños gigantes. Cuando más se vea un tattoo, mejor. Y hay más libertad", señala María del estudio Raijin, cuya experiencia le permite construir un retrato robot de los que pasean por la convención a través de sus tatuajes: "Por la antigüedad de los tatuajes se puede saber el tiempo que llevan en el mundillo. Los que prefieren los coloridos y con inspiración de cómic, es posible que escuchen música rap; los rockeros son los de las calaveras y los tonos oscuros". Por último, "el tamaño indica si eres más atrevido o menos".

Una observación más de la experta: "Cada vez los clientes son más mayores. Antes, la media era de entre 22 a 23 años; ahora, ahora es de treinta tantos". ¿Razones? Creo que es porque hoy está mejor visto y los que antes no se animaban a tirarse a la piscina, ahora sí".

¿Y qué ocurre con los tatuajes cuando uno cumple 80 años y la piel esté arregada? "No importa. Vamos a ser todos iguales. Hoy en día es más fácil encontrar a una persona tatuada que sin tatuar, así que vamos a ser todos abuelos molones", concluye María con una sonrisa.

Retrasos para tatuar en el Mulafest

Aunque el Mulafest abrió sus puertas este jueves a las 12.00 de la mañana, los tatuadores no pudieron comenzar su trabajo hasta cinco horas después, a las 17.00. ¿La causa? "Sanidad, que debe siempre dar una autorización para que este tipo de convenciones de tatuajes puedan abrir sus puertas, no han dado permiso hasta esa hora", comentaban desde el estudio Raijin, que estiman en más de 300 euros las pérdidas por no haber podido abrir por la mañana.  "Hemos perdido citas; ha habido gente que no podía esperar porque se tenía que ir a trabajar", lamentaban en un stand cercano, en el que aseguraban que no era la primera vez que en Madrid se producían estos retrasos. Durante todo el fin de semana, los asistentes al Mulafest podrán tatuarse en el pabellón 14 del Ifema desde las 12.00 horas.

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