La Sala Amós Salvador expone en 120 imágenes la vanguardia fotográfica de Antoni Arissa

La Sala Amós Salvador de Logroño expone, desde hoy y hasta el 1 de agosto, la vanguardia fotográfica de Antoni Arissa, en la muestra 'Arissa. La sombra y el fotógrafo 1922-1936', con un total de 120 imágenes en blanco y negro conseguidas en buena medida a partir de negativos originales del autor.
Catálogo de la exposición
Catálogo de la exposición
EUROPA PRESS
Catálogo de la exposición

La Sala Amós Salvador de Logroño expone, desde hoy y hasta el 1 de agosto, la vanguardia fotográfica de Antoni Arissa, en la muestra 'Arissa. La sombra y el fotógrafo 1922-1936', con un total de 120 imágenes en blanco y negro conseguidas en buena medida a partir de negativos originales del autor.

La exposición llega a la capital riojana de la mano de Fundación Telefónica, dentro del proyecto que sigue la línea de recuperación de archivos fotográficos iniciada por la entidad con el Archivo Fotográfico de la compañía y ampliada, posteriormente, con la obra de fotógrafos como Luis Ramón Marín, Josep Brangulí y Virxilio Vieitez.

La alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra; el director territorial de Telefónica, Manuel Herrero; la directora de Colecciones y Exposiciones de Fundación Telefónica, Laura Fernández-Orgaz; y uno de los comisarios de la muestra, Rafael Levenfeld, han presentado este jueves la exposición.

Antoni Arissa, como ha explicado Levenfeld -que comparte comisariado con Valentín Vallhonrat-, "es uno de los más destacados representantes españoles de la vanguardia fotográfica, aunque su obra ha permanecido prácticamente inadvertida durante décadas".

"Es un personaje peculiar. Murió en los años 80, pero tras la Guerra Civil, dejó de trabajar en la fotografía", ha explicado. Esta retirada propició que buena parte de su trabajo desapareciera. Arissa procedía de una familia de impresores, "que era a lo que se dedicaba, de lo que vivía en realidad".

Comenzó su labor como fotógrafo en los años 20. De ahí, se distinguen las tres etapas que se pueden observar en la exposición: el pictorialismo, entre 1922 y 1928; la evolución hacia las soluciones visuales de la modernidad, a inicios de los años 30; y la Nueva Visión, de 1930 a 1936, cuando se incorpora a las vanguardias fotográficas.

La evolución.

En su primera etapa, se enmarca en la corriente pictorialista, surgida a finales del siglo XIX en torno a sociedades fotográficas, que buscaban sobre todo el reconocimiento de la fotografía como disciplina artística.

Se caracteriza, como ha detallado Levenfeld, por su "preciosismo y la recreación de atmósferas de ensueño y misterio", creando imágenes de "arcadias perfectas" en las que sobreviven los valores tradicionales o con imágenes de niños que recuerdan a los cuentos infantiles.

A principios de los años 30, ya se ve la entrada de Arissa en su segunda época, avanzando hacia una fotografía moderna, desprovista de los adornos del pictorialismo, y se acerca a los planteamientos de la fotografía centroeuropea, donde prima la composición con picados y contrapicados, la forma, la línea o la iluminación.

Este cambio en el qué y cómo fotografiar se vio reforzado por varios aspectos, como su carrera de impresor-editor y sus conocimientos de tipografía, a lo que se suma el auge de otras disciplinas como la publicidad o la aparición de nuevas publicaciones que contemplan los recursos estilísticos de la nueva fotografía.

De esta nueva evolución llega el cambio hacia la conceptualización fotográfica. Se centra, a partir de este momento, en cosas pequeñas, de modo que tanto la familia como su propia vivienda se convierten en escenarios. Poco a poco, el círculo se abre para retratar las calles o el puerto de Barcelona, hasta que, al final, cualquier fragmento de la realidad será objeto de su actividad fotográfica.

Levenfeld ha explicado que, tras la Guerra Civil, "no es que le pasara nada, lo mismo que a otros fotógrafos, se confiscaron archivos de muchos, otros murieron, otros fueron al exilio o, en el caso de Arissa, tuvo que sobrevivir, tenía una familia con cuatro hijas", por lo que se centró en su tarea como impresor.

Las imágenes ahora recuperadas, "con unos 1.400 negativos pero buenos, no hay material sobrante", provienen de las colecciones preservadas por Fundación Telefónica y el Institut d'Estudis Fotogràfics de Catalunya. La exposición incorpora, incluso, los escasos tirajes efectuados por el autor que se conservan en papel.

"Un lujo", como lo ha descrito la alcaldesa Cuca Gamarra, quien ha agradecido a la Fundación "que siempre traiga sus exposiciones fotográficas a Logroño". "Esta muestra recupera la mirada sobre determinados momentos de nuestra historia, a través de Arissa, uno de los grandes", ha señalado.

La muestra, antes de llegar a la capital riojana, se pudo ver en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid en el verano de 2014, y, entre noviembre de 2014 y abril de 2015, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. La intención es continuar con la itinerancia, aunque, como ha dicho Levenfeld, aún no se tiene cerrado el calendario.

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