Un estudio de la UCO y la USE dice que tener habilidades de inteligencia emocional protege ante el acoso escolar

Así lo han observado psicólogos en un amplio estudio con 2.800 estudiantes andaluces de entre 11 y 21 años
El investigador de Psicología de la UCO José Antonio Casas
El investigador de Psicología de la UCO José Antonio Casas
EUROPA PRESS/UCO
El investigador de Psicología de la UCO José Antonio Casas

Disponer de buenas habilidades de inteligencia emocional te protege frente al acoso escolar, según concluye un estudio conjunto de las universidades de Córdoba (UCO) y Sevilla (USE), que aconseja que el profesorado debe reforzar el reconocimiento de emociones propias y ajenas para reducir la violencia en las aulas.

Así, según ha informado la UCO este lunes, el trabajo de investigación determina que, "ante una situación de acoso escolar, un conjunto de habilidades conveniente cultivado y denominado 'inteligencia emocional' puede servir de caparazón protector ante la agresión".

Así lo han observado psicólogos de la Educación de las citadas universidades andaluzas en un amplio estudio con 2.800 estudiantes andaluces de entre 11 y 21 años, que cursaban estudios desde primero de ESO a segundo de Bachillerato.

Con el fin de reducir los casos de acoso escolar en las aulas, los científicos recomiendan a los profesores una gestión del aula que potencie las capacidades de los alumnos para reconocer las emociones propias y de los demás, para que tengan una respuesta adecuada ante situaciones de violencia.

A este respecto, José Antonio Casas, del Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba, ha señalado que "la labor del profesor no se circunscribe a enseñar una materia, sino que también debe motivar una serie de habilidades sociales, de comportamiento y de autoconocimiento entre sus alumnos".

Bajo esta perspectiva, el equipo científico se centró en comparar la gestión de la clase que realiza el profesorado y la inteligencia emocional desarrollada por los estudiantes. El resultado ha sido publicado en 'British Journal of Educational Psychology' y puede ayudar a establecer políticas para reducir la incidencia de este tipo de agresiones, que afecta a en torno a un diez por ciento de los estudiantes de Secundaria y Bachillerato.

Casas ha indicado que "los casos de acoso escolar suelen tener una importante repercusión social, al ser amplificados por los medios de comunicación", aunque en realidad solo uno de cada diez alumnos está involucrado, ya sea en el papel de víctima o en el de agresor. En el caso del ciberacoso, este porcentaje puede ascender al 20 por ciento de los estudiantes.

Los investigadores pasaron un cuestionario a una muestra de alumnos representativa de Andalucía, con estudiantes de 24 centros de las ocho provincias, de poblaciones rurales, de tamaño medio y capitales de provincia y matriculados, tanto en colegios e institutos públicos, como privados. A los encuestados se les preguntó directamente si eran agresores o víctimas y, en éste último caso, si habían sido golpeados o insultados y si había sido de forma reiterativa.

Casas ha explicado que, "al ser cuestionarios anónimos, las respuestas, tanto de los agresores, como las víctimas, suelen ser sinceras". También se les preguntó sobre sus reacciones y manifestación de diferentes sentimientos y qué evaluación hacían de la gestión de la clase por parte de los profesores.

Inteligencia emocional

Se puede definir la inteligencia emocional como la capacidad de un individuo para reconocer las emociones propias y de los demás, regular estas emociones y el tipo de respuestas que da. Un beso, por ejemplo, es una manifestación de sentimientos y, por tanto, de inteligencia emocional.

Los investigadores observaron que las tres vertientes de la inteligencia emocional (reconocimiento, regulación y respuesta de los sentimientos) influían en la respuesta que daban las víctimas ante un acoso, llegando Casas a la conclusión de que "cultivar unas buenas habilidades, en cuanto a responder y regular emociones de todo tipo, ayuda a protegerte del acoso escolar", mientras que "disponer de poca inteligencia emocional o tenerla muy desarrollada es una actitud proclive para ser víctima".

De igual modo, los investigadores observaron que la respuesta del profesorado influye en cómo el alumno regula, atiende y da respuesta a sus propias emociones y las de los demás. Por ello, recomiendan una gestión positiva de la clase, esto es, ser cercano con su alumnado.

Por su parte, la investigadora de la UCO Rosario Ortega, ha destacado que "con este trabajo se ha puesto en evidencia hasta qué punto es importante invertir en la formación del profesorado para revertir la violencia en las aulas, ya que, aunque los educadores han adquirido mayor sensibilidad con este tema, los protocolos de actuación se pueden mejorar con la inclusión de variables como la gestión positiva de la clase o la potenciación de la inteligencia emocional".

En este sentido, la responsable del Laboratorio de Estudios Sobre Convivencia y Prevención de la Violencia de la Universidad de Sevilla, Rosario del Rey, ha señalado, por su parte, que "una de las claves de este estudio es establecer una base para mejorar las intervenciones en casos de acoso escolar".

Así, ha indicado que, "lo que se hace está bien en parte, pero hay que orientarse hacia una atención personalizada con el alumnado en los procesos de detección de acoso escolar". En este sentido, los investigadores de la Universidad de Sevilla trabajan en el diseño de un programa de intervención para poder transferir este conocimiento a las administraciones competentes en materia educativa.

El fenómeno del acoso escolar mengua conforme el alumno madura, ya que va adquiriendo mayor inteligencia emocional. Aunque paralelamente aparece otro fenómeno: el del ciberacoso a través de dispositivos móviles, fundamentalmente a través del móvil y el ordenador.

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