Condenado a dos años el empresario acusado de quedarse con 150.000 euros en participaciones de sus empleados

La Audiencia de Valladolid ha impuesto una pena de dos años de prisión al que fuera administrador de IRSA S.L, Jesús R.A, por un delito continuado de estafa cometida en 2008 sobre más de una docena de trabajadores, a los que impuso la entrega de 10.000 euros como condición para contratarles de forma indefinida y despidió a posteriori sin devolverles dichas cantidades, pese a que existía tal compromiso verbal de reembolso.

La Audiencia de Valladolid ha impuesto una pena de dos años de prisión al que fuera administrador de IRSA S.L, Jesús R.A, por un delito continuado de estafa cometida en 2008 sobre más de una docena de trabajadores, a los que impuso la entrega de 10.000 euros como condición para contratarles de forma indefinida y despidió a posteriori sin devolverles dichas cantidades, pese a que existía tal compromiso verbal de reembolso.

En su sentencia, la Sección Segunda de lo Penal considera probada la comisión del delito por parte del empresario, a quien aplica la atenuante de dilaciones indebidas, y por ello, amén de la citada pena privativa de libertad, resuelve imponerle el pago de una multa de 1.680 euros y, en concepto de responsabilidad civil, la obligación de indemnizar a los trece afectados en cantidades que globalmente superan los 153.000 euros, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Absuelta su esposa

Aunque las acusaciones pública y particular habían pedido penas de entre cinco y cuatro años de prisión, para Jesús R.A. y María de la Luz P.B, esposa del primero y coadministradora de IRSA S.L, el tribunal sentenciador ha absuelto a la mujer en aplicación del principio 'in dubio pro reo', debido a las dudas planteadas respecto de su actuación dolosa en los hechos.

En el caso del único condenado, la Audiencia Provincial se muestra categórica al afirmar que los hechos analizados se enmarcan en lo que se denomina "estafa piramidal" y que en los mismos "concurren todos los elementos objetivos y subjetivos que caracterizan este delito, como es el "ánimo de lucro, engaño bastante y desplazamiento patrimonial realizado por las personas perjudicadas a favor del acusado".

La condena se fundamenta en el testimonio de los exempleados, quienes acudieron al reclamo de la oferta laboral para el puesto de vendedores de seguros publicitada en prensa e Internet y que, tras prestar sus servicios durante unos meses, no sólo fueron despedidos sin cobrar la mayor parte de sus salarios sino que IRSA no les devolvió las cantidades aportadas al capital social.

La práctica totalidad de los afectados, la mayor parte en paro pero varios de ellos con empleo en ese momento, tuvo que acudir a préstamos personales para cumplir el requisito impuesto por la mercantil, de ahí que tras su despido por una supuesta falta de rendimiento se hayan visto obligados a seguir afrontando el crédito y a acudir al Fogasa para reclamar los salarios adeudados por los procesados.

Así, las acusaciones entendían acreditada la comisión de una estafa agravada, con la particularidad de que el Ministerio Fiscal y una de las acusaciones particulares consideraban a Jesús R.A. único culpable—cuenta en su haber con dos condenas anteriores en Valladolid y Granada de un año y un año y nueves meses de prisión, respectivamente, por hechos similares—, y tan sólo la segunda acusación privada calificó de partícipes del delito tanto al empresario como a su esposa.

Sin embargo, la defensa, que había solicitado un fallo absolutorio, alegó en que en momento alguno los empleados recibieron la promesa de que a la finalización de la relación laboral les serían devueltos los 10.000 euros por la compra de participaciones y cuya única finalidad, precisó, era "fidelizar" a los contratados y convertirles también en parte de la mercantil.

Sin embargo, los afectados explicaron que que, confiados en la buena fe de Jesús R.A, formalizaron las operaciones de compra-venta de acciones de IRSA porque era condición "ineludible" para acceder a un empleo indefinido pero siempre en la creencia, ya que así se les había prometido de palabra, de que no tendrían problema alguno para recuperar el dinero en el supuesto de que fueran despedidos.

Los damnificados mantuvieron que primero efectuaron el desembolso y que luego les fueron presentados tanto el contrato de compra de acciones como el laboral, sin que apenas dispusieran de tiempo de leerlos y de percartarse del "robo", como así especificó uno de ellos. De hecho, todos ellos fueron taxativos al asegurar que jamás habrían aceptado las condiciones de no mediar la promesa de restitución del capital desembolsado.

Una vez despedidos y tras comprobar que jamás recibirían los 10.000 euros aportados, que suman más de 150.000, los afectados abrieron un 'Foro de afectados de IRSA' en Internet que llegó a recibir más de 11.000 visitas, ya que al mismo se sumaron otros trabajadores en idéntica situación de distintas partes de España donde la mercantil había abierto oficinas.

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