El nuevo equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza (compuesto por Zaragoza en Común) empieza a tomar sus primeras decisiones. Llevará a cabo una auditoría interna de las cuentas municipales y de las contratas para tener un diagnóstico "claro y exhaustivo" de las arcas públicas, y tratará de renegociar las principales deudas para rebajar el esfuerzo económico que suponen y sanear la tesorería.

Lo adelantó el jueves el consejero de Economía y Hacienda, Fernando Rivarés, que ya ha dado la primera orden: aligerar el peso financiero que significa la deuda derivada de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), de la que el Ayuntamiento es dueño en un 25% –el resto se lo dividen Fomento, con un 50%, y la DGA, con otro 25%–.

En diciembre de este año, el Consistorio habrá pagado por esta deuda 50 millones de euros. Los próximos tres años tendría que abonar 13,6 millones, 16,6 millones y 27 millones, respectivamente. "Esto hipoteca cualquier tipo de política", confesó ayer Rivarés.

El objetivo de la negociación es alargar los plazos y reducir los intereses, fijados ahora mismo entre el 4,55 y el 5,5%. "Los de los préstamos bancarios rondan el 1% o el 1,2%", matiza Rivarés. "Pagaremos todas las deudas, pero han de cambiar las condiciones", explica. En total, el Ayuntamiento debe por ZAV 90 millones, sin contar los intereses.

El Gobierno de Zaragoza enviará una encuesta a toda la plantilla municipal en la que se le preguntará por el grado de satisfacción, las sugerencias de cambio y la eficacia o eficiencia que creen que pueden aportar en sus puestos de trabajo o en otros puestos. El objetivo es «conocer el sentimiento de toda la plantilla», según dijo ayer Rivarés.