Casi la mitad de las personas sin hogar habría sufrido agresiones, humillaciones e intimidaciones motivadas por la intolerancia y los prejuicios de sus agresores hacia la situación de extrema exclusión social; "dormir y vivir en la calle tiene un componente de violencia estructural, que además se ve agravado por la violencia directa de la que son objeto".

Esta es una de las conclusiones de la primera investigación, desarrollada por el Observatorio Hatento, sobre los delitos de odio contra las personas sin hogar en España, que subraya que una de cada tres personas sin hogar ha sido insultada o recibido un trato vejatorio y una de cada cinco, ha sido agredida físicamente.

En declaraciones a Europa Press, la coordinadora técnica del Observatorio Hatento, Maribel Ramos, ha puntualizado que "el 47 por ciento de las personas que hemos entrevistado habrían sufrido algún tipo de incidente o delito de odio a lo largo del tiempo que han estado en situación de sin hogar". De hecho, en un 81,3 por ciento de los casos habría pasado por este tipo de experiencias en más de una ocasión.

El perfil típico de las personas responsables de este tipo de hechos, ha acentuado, es el de un varón con edades comprendidas entre 18 y 35 años de edad, así, "un 28 por ciento de los incidentes analizados son responsabilidad de chicos jóvenes que estaban de fiesta, que en un momento determinado de la noche salen a la calle, encuentran una persona sin hogar y deciden que es muy divertido terminar la noche insultando, humillando, vejando e incluso agrediendo a estas personas", ha lamentado.

En Murcia, ha apuntado José Morales, responsable del SEMAS, dependiente del Ayuntamiento de Murcia, hay todo tipo de situaciones, "encontramos desde situaciones de indefensión como de ignorancia en las que las personas sin hogar se sienten como muebles que no tienen importancia para el resto de ciudadanos que pasan al lado de ellos", y es que, ha afirmado, "estar en la calle es lo peor que te puede pasar".

De tal forma, muchas personas sin hogar se enfrentan a experiencias "basadas en la intolerancia y los prejuicios hacia su situación de exclusión social extrema y sufren incidentes y delitos de odio por aporofobia", viendo su derecho a la integridad física y moral "claramente vulnerado", sin que tan siquiera "sepamos muy bien cuál es el alcance de este fenómeno", añade el informe.

Es el caso de Dioni, una persona sin hogar al que hacen mención en la memoria del informe, quien un día se decidió a dormir en un cajero porque estaba lloviendo. "Eran en torno a las dos de la mañana cuando cuatro chavales, que salían de una zona de copas cercana, decidieron entrar al cajero cuando lo vieron y darle una paliza. Se fueron tan contentos y se contaba uno al otro que le hemos pegado a un vagabundo". Dioni no decidió denunciar los hechos "porque pensó que no iba a servir de nada".

Pocas denuncias

La coordinadora técnica del Observatorio Hatento ha querido hacer referencia a ello, destacando que solo 15 de las 114 que les contaron algún incidente o delito de odio presentaron denuncia. "Ninguno de los entrevistados nos informó de una sentencia condenatoria", de las 47 personas que nos contaron una agresión física, "sólo ocho de ellas indican que presentaron denuncia, lo que supone un 17 por ciento", de las cuatro personas que sufrieron una agresión sexual, "únicamente una de ellas denunció".

Lamentablemente, ha resaltado, "un 70 por ciento de las personas que no denunciaron los hechos considera que no sirve de nada y un 11 por ciento tenía miedo a las posibles represalias por parte de los agresores".

En este sentido, el Fiscal de delitos de odio y discriminación en Murcia, Antonio Jesús Vino Pina, ha indicado que son pocos los casos que llegan a conocimiento de la Fiscalía, "es una realidad que existe pero no llega al conocimiento de lo que son los juzgados y tribunales".

Quizás, ha manifestado, "por la desconfianza de estas personas que se encuentran en situación desprotegida e inseguridad" y a lo mejor por "la falta de decisión de denunciar y confiar en la administración de justicia y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad".

El Observatorio ha entrevistado a 261 personas, de las que el 81,6% eran hombres y 18,4 por ciento, mujeres, siendo el 56,3 por ciento de nacionalidad española y el 42,7 por ciento de otras, y una edad media de 46 años con un tiempo medio sin hogar de 51 meses.

Las entrevistas, que se realizaron a través de las organizaciones integrantes del Observatorio Hatento en las ciudades de Alcobendas, Barcelona, Bilbao, Madrid, Móstoles, Murcia, San Sebastián y Sevilla, se desarrollaron entre diciembre de 2014 y abril de 2015.