Exhiben la mayor antología fotográfica sobre el 'triple desastre' de 2011 en Japón

  • A cuatro años del terremoto y posterior tsunami de 2011 que precedieron a la crisis nuclear de Fukushima, reúnen la mayor antología fotográfica sobre los desastres.
  • La exposición muestra obras tomadas por la movilización inmediata de los artistas.
  • Otras son fruto de la ansiedad por el futuro del medio ambiente.
Foto de Miyoshi Kōzō, uno de los primeros fotógrafos en llegar a la zona arrasada por el tsunami de marzo de 2011 en el noroeste de Japón
Foto de Miyoshi Kōzō, uno de los primeros fotógrafos en llegar a la zona arrasada por el tsunami de marzo de 2011 en el noroeste de Japón
© Miyoshi Kōzō - Courtesy, Museum of Fine Arts, Boston
Foto de Miyoshi Kōzō, uno de los primeros fotógrafos en llegar a la zona arrasada por el tsunami de marzo de 2011 en el noroeste de Japón

Desde el 3 de marzo de 2011 —fecha que en Japón ha quedado registrada en los anales y en el lenguaje popular como el día del "triple desastre"—, el fotógrafo Naoya Hatakeyama (1958) ha circunscrito su interés a un solo tema: los efectos del terremoto de 9 grados y posterior tsunami que, a su vez, provocaron la crisis nuclear de la central de Fukushima.

El artista, que siempre se dedicó a los efectos no deseables de la acción humana sobre el ambiente y le interesa especialmente la destrucción provocada por las explotaciones mineras a cielo abierto, tiene ahora un sólo objetivo: retratar el lugar donde alguna vez estuvo Rikuzentakata, una ciudad pesquera de 20.000 habitantes que fue borrada del mapa por un ola de 39 metros ed altura. Allí vivía la madre del fotógrafo.

'Tsunami negro'

El caso de Hatakeyama no es único. La cadena de desastres de hace algo más de cuatro años que dejaron detrás unos 16.000 muertos, 3.000 desaparecidos y daños de magnitud todavía no calculada con precisión, conmovió a muchos fotógrafos japoneses y provocó en ellos una respuesta inmediata. Algunos se desplazaron a la zona afectada por el tsunami negro, otros entraron en el área contaminada por las fugas radiactivas de la nuclear y otro grupo se ha esmerado desde entonces en mostrar las cicatrices emocionales y físicas de las tragedias.

La exposición In the Wake (En la estela) es la mayor muestra temática organizada hasta ahora sobre el impulso colectivo de gran parte de los mejores artistas de fotografía del país. La colectiva está organizada por el Museo de Bellas Artes de Boston (MFA en sus siglas en inglés), reúne más de cien trabajos de 17 autores y permanece abierta al público hasta el 12 de julio.

El alcance de la muestra tiene que ver con la "proporción épica" de los tres desastres encadenados y es la primera que  explora como los más notables fotógrafos japoneses se asociaron, no física, pero sí temática y vitalmente, para poner sus visiones al servicio de la documentación, el retrato de la ansiedad, la cobertura del irreparable daño causado al medio ambiente, sobre todo en la zona nororiental japonesa de Tōhoku, y el intento de contribuir a la recuperación.

'Punzantes e inquietantes'

Dividida en dos secciones, la primera centrada en el terremoto y el tsunami y la segunda en la catástrofe de Fukushima. "In the Wake anima a los espectadores a experimentar el poder del arte para registrar y reflexionar sobre los acontecimientos históricos. Estos artistas han producido imágenes que son a veces punzante e inquietantes y a menudo extrañamente hermosoas", dice ", dice el director del MFA Malcolm Rogers.

El objetivo de la exposición colectiva es comprobar cómo los fotógrafos llegaron al mismo impulso temático —responder al más grave desastre natural en la historia moderna de Japón y al accidente nuclear posterior, mal gestionado por las autoridades— y lo recondujeron a terrenos muy diferentes.

Mientras el consagrado Nobuyoshi Araki expresó su tormento interior en un ataque de furiosa impotencia durante el cual rayó con unas tijeras los negativos de casi 300 fotos callejeras, como quebrando la realidad cotidiana de los viandantes retratados en escenas diarias, Kōzo Miyoshi se trasladó de inmediato a la zona arrasada por el tsunami —fue uno de los primeros fotógrafos en llegar— para mostrar el desastre en un estilo neutral de documental clásico.

Setas del bosque como parábola nuclear

El artista emergente Shiga Lieko, residente en la zona asolada desde 2008, opta por una visión postmoderna de retratos apocalípticos teñidos de colores irreales, y Takashi Homma, un fotógrafo de la naturaleza, enlaza el pasado nuclear de Japón de las bombas atómicas lanzadas por los EE UU al final de la II Guerra Mundial, mostrando imágenes de setas que había recogido en el bosque, imposibles de desenlazar como parábola de los hongos atómicos.

Uno de los primeros en entrar en Fukushima fue Masato Seto, presenta tenebrosas fotos en negativo; Ishu Han, nacido en China pero residente en Tōhoku desde niño, pixela las torres de la central nuclear para dar la impresión de que la central es un organismo vivo que se presenta ante el espectador como a través de un microscopio, y Shimpei Takeda decidió abandonar la práctica tradicional para hacer radiografías de muestras de suelo contaminado que él mismo recogió de los alrededores de Fukushima.

Los organizadores de la exposición resaltan que este grupo de fotógrafos "fueron los primeros artistas" en responder a la cadena de desastres. "A lo largo de la historia, la fotografía ha sido un medio esencial para los artistas que buscan reaccionar ante la tragedia. El uso de las cámaras para documentar y dar expresión a la ansiedad social en torno a los acontecimientos está dolorosamente representada en In the Wake", explican.

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