La flota se queda en Cádiz hasta que Marruecos retire la sanción

  • Intranquilidad entre los pescadores tras la orden de apresamiento sobre cuatro barcos impuesta por el Reino alauita
  • Los armadores mantienen que no sobrepasaron los límites del acuerdo.

En la madrugada del domingo al lunes, la flota de cerco se hacía de nuevo a la mar después de haber permanecido varios días amarrada a puerto en señal de protesta. Sólo un barco se aventuraba a regresar al caladero norteafricano. El resto optaba por quedarse en el Golfo de Cádiz hasta que la comisión mixta entre la Unión Europea y Marruecos ponga solución el viernes en Rabat al incidente de los cuatro pesqueros, que quedó enquistado en la segunda reunión que mantenían la semana pasada en Bruselas.

Hay que recordar que las autoridades marroquíes impusieron el pasado día 5 de junio una orden de apresamiento sobre los pesqueros María Luz Cárdenas, Nuevo Joaquín Cid, María Ruiz y Nuevo Pepito Aurora porque, a su juicio, habían infringido el acuerdo internacional faenando a menos de dos millas de la costa alauita.

Los cerqueros decidieron regresar al puerto de Barbate con el resto de la flota, sin firmar en Tánger el acta de sanción impuesta ya que, según su versión, nunca vulneraron ninguna norma.

El Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores de Barbate, Antonio Varo, reitera una y otra vez que los barcos “no pescaron en ningún momento”, que tan sólo “estaban fondeados para guarecerse del fuerte temporal”. Por lo tanto “la infracción no existe”.

En la reunión del pasado miércoles, Marruecos reconocía esta versión y levantaba las sanciones, permitiendo el regreso de los cuatro barcos a sus aguas. Un día después se desdecía, y el asunto continúa sin resolver.

Varo apuntó que, hasta entonces, los marineros se han decantado por faenar en aguas nacionales porque “reina la inquietud” ya que “sin haber ocurrido nada – porque no estaban pescando- se ha formado la que se ha formado”.

Los pescadores miran con esperanza hacia la reunión del viernes, en la que también se tratará de solucionar los “flecos sueltos” del actual convenio internacional. Su gran preocupación es la posibilidad de pescar con luces auxiliares en toda su zona de influencia, la distancia con la costa y el asunto de las descargas. Y es que durante el primer año, los pesqueros tienen que desembarcar en puerto marroquí el 25 por ciento de sus capturas. Un porcentaje que se incrementa anualmente hasta alcanzar el 50 por ciento en el cuatro año de vigencia del acuerdo.

Los armadores defienden que “si no se solventan estos aspectos supondrá la ruina para el sector” que no faenaba en aguas norteafricanas desde el 30 de noviembre de 1999 por falta de acuerdo entre UE y el Reino de Marruecos. Esto supuso la salida del caladero alauita para 1.500 marineros y, además, el desguace o la exportación a terceros países de 91 barcos.

En estos siete años, los pescadores han tenido que hacer frente a muchas dificultades para subsistir ya que el Golfo de Cádiz se ha ido esquilmando y el precio de combustible no ha dejado de subir. Así, se ha pasado de las 20 pesetas por litro de 1999 (año en que finalizaba el anterior acuerdo pesquero) a las 83 pesetas de la actualidad. Esto significa que, sólo en combustible, gastan una media de 12.000 euros mensuales mientras que la caja de boquerones gaditanos ronda los tres euros.

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