Por echar una mano

En el ámbito internacional o en el vecinal, al presidente de Forja XXI siempre le ha movido mejorar la vida de la gente
Francisco Navarro ha conocido como miembro diplomático de la Santa Sede a infinidad de personajes que ya son parte de la historia como, por nombrar a alguno, Sadam Husein. Sin embargo, a él le gusta la gente más que la moqueta, el contacto directo con la calle y echar una mano para mejorar la vida de todos.

De sus viajes como  diplomático recuerda «el contraste entre España y la pobreza en África o la vida en Irak. Me sorprendió de Irak, y hablo de los años setenta, su liberalidad desde el punto de vista islámico –asegura–. En esos años he recibido más de lo que he podido dar»

Cuando regresa a Sevilla en 1984, y el entonces arzobispo Carlos Amigo le nombra canónigo, le dice textualmente: «Quiero una parroquia. Me nombró párroco de Burguillos y allí estuve seis años».

Hace dos años y medio abandonó la catedral para dedicarse por completo a su parroquia de Los Remedios, de vuelta al barrio de su infancia, en el que pasó gran parte de su juventud jugando a indios y vaqueros en los solares junto a la plaza de Cuba.

La vida no le ha dejado escapar. Su agenda sevillana no puede estar más llena: ha vuelto a su antigua responsabilidad de delegado de administración y patrimonio de la catedral (los dineros), sigue impartiendo clases de derecho canónico y ahora suma las tareas como nuevo presidente de la Fundación Forja XXI para la integración de jóvenes al mundo laboral. Y cuando se da un descanso, se lo dedica al cine.

José Gómez. Monitor del taller Forja XXI. 49 años.

«Por encima de todo destacaría su humildad».

Mª J. Rodríguez. Monitora del taller Forja XXI. 34 años.

«Tiene muchas ganas de hacer cosas por la sociedad».

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