Uno puede estar seguro de qué pretende como artista el inglés Julian Opie (1958), una de las grandes y más veneradas figuras del arte contemporáneo del Reino Unido, si repasa una todavía fresca declaración de intenciones sobre su estilo: "Uno de los criterios es hacer algo realista. Otro es preguntarme: '¿colgaría esto en mi cuarto?'. Y de vez en cuando acudo a la idea de Dios dándome permiso para mostrarle una sola obra: '¿sería ésta?', me digo".

Creador visual que trabaja con los "milagros mundanos" y la "belleza muda" que nos rodea —y a la que casi no prestamos atención, ni siquiera sensorial—, Opie se dedica a abarcar el mundo, esquematizarlo hasta la esencia y rodearlo, quizá para retenerlo, con gruesas líneas negras similares a los perfiles usados por los niños cuando quieren resaltar el contorno de un dibujo. Inocente —aunque con mayor intención artística que la aparente— y, sobre todo, refrescante, el creador de las globalmente famosas animaciones andantes en pantallas de cristal líquido [en su web pueden verse todas, ordenadas por el año de creación], regresa a Londres para mostrar sus obras más recientes.

Julian Opie: 2012 - 2015, hasta el 18 de julio en la galería que representa al artista, la Alan Cristea de la capital británica, no se sale de los límites habituales del carácter de Opie, uno de los más notables miembros del grupo de creadores de instalaciones que en su día se llamó Nueva Escultura Británica, artistas interesados en la cultura popular, el dinamismo de la vida urbana y el uso de tecnologías digitales. La muestra presenta bocetos, animaciones en monitores, perfiles en vinilo y pequeñas figuras esculpidas.

Quizá las piezas más espectaculares sean los dos grandes fondos de pantalla Walking In the Rain (Andando bajo la lluvia, 2015), visiones de multitudes anónimas en las siempres pobladas urbes de Londres y Seul. Aunque esquemáticas y con los rasgos faciales escamoteados, las obras, con el mismo estilo de los frisos del arte antiguo de Egipto en tanto que se trata de vistas laterales, son de un detallismo preciso: es posible saber el modelo y la marca de las zapatillas o el móvil, adivinar el estilo de cada uno de los personajes enlazados por las sempiternas líneas negras con que Opie sujeta a sus personajes.

Este "artista de la vida contemporánea", como le definen desde la galería, ejerce la observación con una precisión casi costumbrista a pesar de que el estilo está en el universo del cómic, la publicidad o la ilustración. "Nos enfrentamos con la observación de las experiencias cotidianas normales: figuras que caminan bajo la lluvia, turistas en la orilla sur [del Támesis], transeúntes ante las puertas de una escuela y multitudes de trabajadores que bajan a la ciudad", añaden.

El galerista Alan Cristea comenta que Opie ha logrado el estatus de cronista visual, "recordándonos que debemos mirar lo que está a nuestro alrededor y poner de relieve las cualidades esenciales de lo que estamos viendo... Él [Opie] me ha enseñado a mirar y, al hacerlo, me ha recordado del milagro de la vida mundana".

Además de los apuntes urbanos —le interesan, sobre todo, los gestos de las personas en tránsito: los turistas que miran a las alturas o consultan un smartphone— en la muestra hay una serie, French Landscapes (Paisajes franceses, 2013), basada en fotos tomadas por el artista en diferentes momentos del día y distintas condiciones de clima, y otra, Galloping Horses (Caballos galopando, 2013), en la que parece presentarnos alternativas para signos de identidad callejera de establecimientos comerciales.

Se estrenan también algunos tapices de metal recortados en planchas de aluminio y varias escenas de naturaleza —ovejas, flores, árboles, peces...— de estilo lenticular, la marca de la casa de Opie: paneles iluminados con luces LED o pantallas de monitores como lienzo para animaciones sin final.

Además de obras de mobiliario urbano y el variado número de objetos que vende en su tienda oficial en línea, Opie ha colaborado con músicos de su generación: hizo el dibujo de cubierta para una recopilación de éxitos de Blur editada en 2006 y se encargó de las grandes pantallas LED que U2 usaron en la gira Vértigo en 2005.