La Audiencia de Valencia condenó ayer a Francisco G. G. a una pena de tratamiento psiquiátrico por un tiempo máximo de 20 años y un día por secuestrar un avión con 123 pasajeros a bordo y amenazar con hacer estallar una bomba. Sucedió el 23 de junio de 1998, cuando el autor del secuestro obligó a desviar un vuelo Sevilla-Barcelona hasta el aeropuerto de Manises. Según confirmó en el juicio, estaba «muy mal» y oyó voces que le ordenaron ir a Israel para ser «reconocido como Mesías». La sentencia revela que padece un trastorno psicótico, pero que no hubo bombas ni iba armado. Pagará 200 euros a cada pasajero.
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