Andaluces bereberes

Por su geografía, España es la puerta de Marruecos hacia Europa y es lógico que los primeros inmigrantes laborales que llegaron a nuestro país, allá por los años setenta, vinieran de las montañas que se ven al otro lado del Estrecho.
Los pioneros, bereberes del Rif, se instalaron en Cataluña y aumentaron desde que la crisis petrolera de 1975 cambió las políticas inmigratorias de los principales países europeos receptores de la emigración marroquí. Desde entonces hasta ahora Cataluña ha sido el principal polo de atracción, y la región del Rif el foco de emisión principal, dos constantes que han definido el fenómeno de la inmigración marroquí en España. No se debería olvidar que antes de la llegada de población del otro lado del Estrecho el movimiento migratorio fue en sentido inverso: cuando Marruecos alcanzó la independencia, 85.000 españoles residían en la zona del protectorado español (que coincide hoy con la zona de donde vienen más marroquíes a España).

La migración marroquí ha pasado por varias etapas: en los años sesenta, Francia propició la importación de hombres hacia sus fábricas, seguida de Holanda, Bélgica y Alemania. La crisis económica iniciada en 1975 cerró las fronteras de estos países a la inmigración, lo que generó dos fenómenos: la emigración de mujeres para acogerse al derecho de reagrupación familiar y la continuidad de la emigración masculina. Es a partir de los años ochenta cuando una parte cada vez más importante del flujo de inmigrantes empezó a orientarse hacia el sur de Europa (España e Italia). Muchos de los que se asentaron en España entonces no venían desde Marruecos, sino desde Francia y otros países europeos. Cataluña por ser frontera con Francia resultó el destino más lógico y las obras de las Olimpiadas de 1992 dieron trabajo a miles de marroquíes.

En 1991, año de la primera estadística fiable sobre extranjeros, (y fecha de la obligatoriedad del visado) los marroquíes con papeles en España eran 46.228, pasando a 64.887 en 1995, 185.286 en 2000, hasta llegar a 482.637 en 2005 (396.668 con permiso en marzo de 2005 más 85.969 demandas de regularización hasta el 7 de mayo pasado). En el padrón de 2005 figuran 505.400 marroquíes, cifra muy cercana a la que suman los que estaban legales y los ilegales que han emergido (un 18% del total). La colonia marroquí se ha incrementado en 15 años en un 944%. Fue desde el principio y seguirá siendo la colonia de inmigrantes más numerosa, localizada preferentemente en Cataluña, Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana. Esta población tenderá a aumentar, a pesar de las barreras legales, por la crítica situación social y económica de Marruecos. Con salarios, para los que encuentran trabajo, de 100-150 euros/mes un albañil, 200 euros una secretaría de dirección políglota o un camarero, 450 euros un ingeniero o médico, con un paro juvenil enorme, y una nueva mujer que busca emanciparse (la edad media del matrimonio se ha retrasado a los 26 años), el sueño de emigrar nace de la pesadilla de la vida cotidiana, y puede llegar al drama (en 2004: 740 pateras interceptadas, 15.675 detenidos, 339 rescatados,  81 cadáveres y 60 desaparecidos en el Estrecho y Canarias).

Próxima entrega: Subsaharianos.

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