Agentes pertenecientes a la Jefatura de Policía de Barrio Distrito Centro de la Policía Local de Málaga han detenido a un individuo natural y vecino de Málaga de 49 años como presunto autor de un delito de daños a una cristalera de una parada de autobús, además de desobediencia y atentado a agentes de la autoridad, tirando a un policía de su moto durante la huida.

Los hechos tuvieron lugar a finales del pasado mes de abril, cuando desde un supermercado en la Alameda de Capuchinos se dio aviso a la Sala 092 informando de que un hombre que se encontraba ebrio estaba molestando a empleados y clientes en el interior del establecimiento.

Hasta el lugar se desplazó una dotación de la Policía Local de Málaga, cuyos agentes prestaban servicio en motocicleta, y se entrevistaron con un responsable del comercio e identificando al individuo, que les manifestó que "había bebido un poco", proponiéndolo en acta para sanción administrativa tras comprobar que portaba una pequeña cantidad de una sustancia marrón, al parecer hachís, han explicado, a través de un comunicado, desde la Policía Local.

Acto seguido, el individuo abandonó el supermercado, procediendo los agentes a marcharse para continuar con su labor. Sin embargo, pasados unos cinco minutos, encontrándose aún por las inmediaciones, varios ciudadanos les advirtieron de que había una persona propinando golpes a la marquesina acristalada de la parada de autobús situada a la altura del número 38 de Alameda de Capuchinos.

Una vez en el lugar, los policías locales comprobaron que el frontal acristalado se encontraba fracturado, manifestando testigos de los hechos que tras ser golpeada de modo violento por el individuo, cuya descripción y vestimenta se correspondía con el anterior. La cristalera cayó sobre una mujer y su hijo menor de edad, si bien, en principio, no habían sufrido lesiones aparentes.

Colaboración ciudadana

Fueron los propios ciudadanos allí presentes los que informaron a los agentes de la dirección de huida del individuo, concretamente hacia calle Miguel de Unamuno, a tenor de lo cual, uno de los policías locales se dirigió a pie a dicho lugar, observando a lo lejos al individuo y dándole el alto policial, el cual, lejos de atender sus indicaciones, emprendió la huida a la carrera.

Mientras el agente lo perseguía a pie, su compañero hizo lo propio desde la motocicleta policial, pudiendo comprobar cómo el individuo intentaba ocultarse entre los vehículos estacionados, lo que le hizo aminorar la marcha para intentar localizarlo.

Esto fue aprovechado por el individuo, que lo estaba esperando agazapado, para, a su llegada, abalanzarse contra él repentinamente y propinarle un fuerte empujón, haciéndolo caer al suelo junto a la propia motocicleta.

A pesar de la caída, el policía local, que sufrió diversas contusiones por las que precisó posterior asistencia médica, logró retener al agresor, que, con la ayuda de su compañero, fue reducido y detenido, ofreciendo una fuerte resistencia hacia los agentes.

En cuanto a la motocicleta policial, a falta de una exhaustiva valoración de los daños, sufrió diversas ralladuras en el carenado derecho y la rotura del protector del tubo de escape.

Por su parte, en lo que respecta a la marquesina, los daños ocasionados superaban los 400 euros que convierten el hecho en un delito de daños. Una vez detenido, el individuo fue trasladado a dependencias policiales, siendo, posteriormente, puesto a disposición judicial.