La escritora española Marta Rivera destacó la independencia y el papel de las "52 mujeres con voz propia" que aparecen en El Quijote, durante una charla en el Instituto Cervantes de El Cairo.

Durante el encuentro, organizado también por la Embajada de España en Egipto, Rivera hizo un análisis de la presencia femenina en El Quijote, como parte de un ciclo para conmemorar el VI aniversario de la publicación de la segunda parte de esa obra española. La novelista, en su primera visita a esta ciudad con la que "salda una vieja deuda", definió ese libro como "la semilla" de la literatura española.

La autora, que se volvió a leer recientemente El Quijote treinta años después de habérselo leído por primera vez, explicó que las "52 mujeres" que aparecen en el libro "con voz propia" son personajes en progreso, "mujeres que toman decisiones, que se saltan prohibiciones, que escapan al destino y se enfrentan a él". "No son meras espectadoras", sino que "viajan, arriesgan, y renuncian a su hombre", explicó.

Además, recordó  que "en la escena quizás más abiertamente carnal de la obra", cuando una de las personajes va a tener relaciones sexuales con un cliente, "acude a la cita con voluntad propia y para satisfacer sus propios apetitos, reconociendo que estos también existen en una mujer".

Señaló que las mujeres de la obra "ejercen profesiones", lo que consideró símbolo de independencia en una época en la que se registraba, calculó, un 90% de analfabetismo femenino. "Solo cuatro de las mujeres de la novela son analfabetas", precisó.

Asimismo, hizo referencia a las partes de la obra donde se refleja la defensa del matrimonio por amor, y agregó que, en esa época, "las mujeres solo tenían dos opciones: el matrimonio o el convento". Las féminas que aparecen en El Quijote son mujeres que están "buscando constantemente su libertad", aseguró, y afirmó que eso fue lo que también hizo Don Quijote después de la quema de sus libros.

"¡Qué sería del mapa cultural de la lengua española sin el Quijote!", exclamó la escritora, en referencia a la obra cervantina, que pone "el germen" de todas las lenguas que a día de hoy se escriben, especificó.

En cuanto a la situación de las mujeres en la región de Oriente Medio, Rivera explicó que la diferencia es que "en Europa hay que luchar por la igualdad desde un punto de vista social, familiar y cultural, pero legalmente ya no hay batallas que dar. Eso es lo primero" que les toca a las árabes.

No obstante, advirtió de que se necesita tiempo y que es "una osadía" hacer recomendaciones desde "una posición privilegiada" como la occidental. "Es muy fácil hablar cuando la historia ya te ha dejado tu sitio", reiteró. Además, señaló que la información juega a favor de la batalla femenina en la región, puesto que se les da a conocer que otros comportamientos son lícitos y pueden desviarse de "la costumbre" de sus madres, abuelas o tías.

También alertó del "exterminio intelectual" de las mujeres en países como Irak y Siria, donde en algunas regiones, controladas por los yihadistas, "enseñar a leer a una mujer es ilegal". Asimismo, pidió "no dejar solas a esas sociedades" y ejercer toda la presión internacional posible. "Si las privas del conocimiento, les estás quitando todo", aseguró.

Marta Rivera fue finalista del Premio Planeta en 2006 con su libro "En tiempo de prodigios", y ganadora del Ateneo Joven en 1998 por "Que veinte años no es nada".