La vacuna del sarampión también puede ayudar a evitar la muerte por otras enfermedades

  • Una persona que contraiga sarampión es más vulnerable a otras enfermedades infecciosas durante hasta tres años.
  • El sarampión daña la memoria del sistema inmunitario, que olvida cómo combatir.
  • La vacuna previene esa vulnerabilidad y reduce la mortalidad por otras dolencias.
Una persona es vacunada contra el sarampión.
Una persona es vacunada contra el sarampión.
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Una persona es vacunada contra el sarampión.

El sarampión había sido declarado erradicado en Estados Unidos en el año 2000, pero resurgió con un brote en California el pasado diciembre que afectó a 131 personas en el estado y no se dio por concluido hasta mediados de abril. El brote se originó en dos parques temáticos de Disneylandia y luego se expandió a varias regiones del país, e incluso a Canadá y México, lo que puso en alerta a las autoridades estadounidenses.

Este brote y la muerte de un niño en Alemania por sarampión reavivaron el debate, tanto político como médico, sobre la obligatoriedad de vacunar a los menores de edad, algo que muchas familias rechazan debido a los posibles efectos secundarios. Ahora, un estudio publicado en la revista Science, asegura que la vacuna del sarampión también puede servir para evitar morir por otras enfermedades.

Investigadores de las universidades de Princeton (EEUU) y del Centro médico académico de la Universidad de Rotterdam (Holanda) examinaron el daño que genera el sarampión en el sistema inmunitario una vez que ha sido superado. Una persona que contraiga sarampión es más vulnerable a otras enfermedades infecciosas durante hasta tres años. Lo que han visto es que la vacuna contra ese virus logra prevenir esa vulnerabilidad, hasta el punto de reducir la mortalidad por otras dolencias en varios países desarrollados.

"Usando datos basados en la población, demostramos que el sarampión tiene un efecto prolongado en la resistencia de su anfitrión (a las enfermedades infecciosas), que se extiende alrededor de dos a tres años", indican en el estudio Michael J. Mina, investigador de Princeton, y su equipo. "Determinamos que la mortalidad por enfermedades infecciosas que no son sarampión en países de altos ingresos está estrechamente conectada con la incidencia del sarampión en ese retraso, tanto en el periodo anterior a (la aparición de) las vacunas como en el posterior", agregan.

Los investigadores analizaron la mortalidad por enfermedades infecciosas en Estados Unidos, Dinamarca y parte del Reino Unido (Inglaterra y Gales) en varios periodos entre 1945 y 2010, dependiendo del momento en el que se generalizó el uso de la vacuna contra el sarampión en cada uno de esos países. Su análisis sugiere que "las vacunas contra el sarampión representaron un rol primario a la hora de rebajar la mortalidad de otras enfermedades infecciosas en todos los países de altos ingresos estudiados".

Según el estudio, el sarampión "daña la memoria del sistema inmunitario, de tal modo que olvida cómo combatir una amplia serie de invasores bacterianos". Otros estudios habían apuntado a que esa "amnesia inmunitaria" podía durar semanas o meses, pero el publicado ahora alega que el daño puede prolongarse entre dos y tres años.

Los investigadores concluyen que las vacunas contra el sarampión "mantienen intacta la memoria del sistema inmunitario, proporcionando así un grado de protección contra las infecciones que no son el sarampión". Esa conclusión puede ayudar a explicar por qué, cuando la vacuna del sarampión se generalizó hace más de medio siglo, la tasa de mortalidad infantil se redujo mucho más de lo que los expertos esperaban.

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