7La Fiesta de San Sebastián y los Danzantes de La Huerce ya tiene el título de Interés Turístico Provincial y se incorpora al calendario de celebraciones tradicionales que se festejan por todos los rincones de la provincia. tal y como ha aprobado este jueves, por unanimidad, el Pleno de la Diputación de Guadalajara, teniendo en cuenta que la declaración cuenta con el informe técnico favorable.

Tras el acuerdo plenario, la presidenta de la Corporación Provincial, Ana Guarinos, ha expresado su deseo de que el título de interés turístico contribuya a impulsar y dar a conocer la fiesta convirtiéndose en un potente atractivo que dinamice el municipio de La Huerce y también otros de la zona enclavados en un entorno privilegiado de la Sierra Norte.

Desde la Diputación de Guadalajara se apoyan las celebraciones tradicionales porque, además de enriquecer y salvaguardar un extraordinario acerbo de cultura popular, constituyen un importante atractivo turístico que favorece la actividad social y económica en los pueblos.

En este sentido, la fiesta de San Sebastián que se celebra en agosto en La Huerce reúne particularidades que la hacen diferente, con singulares danzas que se conservan en muy pocos municipios y cuya existencia está documentada aunque dejaron de celebrarse durante los años de mayor emigración de los pueblos —décadas de los 50-60— y se recuperaron en los años 90 del siglo pasado, habiendo cobrado desde entonces mayor fuerza y repercusión.

En el origen de las danzas se encuentra un acto de acción de gracias a la deidad, bien por las cosechas o bien por la resolución de una situación complicada —peste o plagas—. Están protagonizadas por ocho danzantes —acompañados de música de dulzaina, guitarra y laúd— vestidos con camisa blanca adornada con lazo azul o rojo en el brazo, pantalón oscuro, calcetín blanco hasta la rodilla y alpargatas de cáñamo y capillos de lienzo bordados en vivos colores; para los bailes utilizan gruesos palor torneados con un lazo rojo en un extremo.

La fiesta se inicia con el volteo de campanas a mano, mientras los dulzaineros acuden a recoger a las autoridades para ir a la iglesia, donde los danzantes esperan formados en dos bancadas. Durante la eucaristía danzan en cuatro ocasiones, las mismas que después en la plaza, frente al templo. Ya por la tarde, la jornada se completa con la tradicional subasta de rosquillas del Santo.